La oportunidad a menudo toca dos veces

La oportunidad a menudo toca dos veces

 

La oportunidad a menudo toca dos veces: una perspectiva renovada acerca de las oportunidades desaprovechadas.

«Al igual que la marea fluye y refluye, así suceden las oportunidades».

Antes de la construcción de grandes puertos, era común que los barcos tuvieran que aguardar la marea para poder atracar. El término en latín «ob porter» refiere a una embarcación que aguarda cerca del puerto el momento propicio para ser llevada a su destino por la marea.

De este concepto proviene la palabra en inglés «opportunity» (oportunidad). Tanto el capitán como la tripulación se mantenían alerta y preparados para este momento, conscientes de que, de no aprovecharlo, deberían esperar a la siguiente marea para llegar a puerto. Shakespeare capturó la esencia de este significado en uno de sus pasajes más célebres:

“Existe una marea en los asuntos de los hombres, que, tomada en su creciente, conduce a la fortuna; omitida, todo el viaje de su vida queda ligado a la penuria y la miseria. Ahora nos encontramos flotando en ese vasto mar; debemos tomar la corriente cuando es favorable, o perder nuestras aspiraciones”.

Indudablemente, hay que actuar con rapidez cuando la marea está alta para entrar al puerto. La procrastinación nos alejará de nuestro propósito. No obstante, discrepo en que todo esté perdido si dejamos pasar una oportunidad. Al igual que las mareas, las oportunidades frecuentemente retornan, brindándonos una segunda ocasión para cumplir nuestros objetivos.

La oportunidad se presenta en múltiples ocasiones, si sabemos ser pacientes.

Al igual que las mareas, las oportunidades van y vienen. Tras perder una oportunidad, a menudo he recurrido a la paciencia. Intento recrear el mismo entorno que estaba presente cuando la oportunidad llamó por primera vez. Me preparo mentalmente durante este periodo de espera para no dejar pasar la oportunidad nuevamente.

Las oportunidades se presentan en múltiples ocasiones, si sabemos esperarlas.

Estoy convencido de que las oportunidades siempre circundan a las personas.

El dilema no radica en la escasez de oportunidades, sino en la incapacidad de reconocer estos valiosos momentos y, por ende, perderlos. Las oportunidades para el éxito en este mundo son tan vastas como nuestra capacidad para imaginarlas, pero nos resultan invisibles cuando nos sentimos abatidos.

Cuando era niño, disfrutaba acudir al parque municipal antes de Pascuas para participar en la tradicional búsqueda de huevos junto a otros niños. En mi primer año, aprendí una valiosa lección. Había localizado un huevo bajo un arbusto y corrí hacia él cuando empezó la búsqueda. Otro niño también lo vio y llegó antes que yo. Me sentí desanimado, pensando que mi oportunidad se había esfumado.

Mientras permanecía inmóvil, otros niños corrían por doquier, descubriendo más huevos. Había dejado que una oportunidad perdida me paralizara en la búsqueda de otras. En lugar de volver a casa con una cesta llena de huevos, regresé con las manos vacías. ¿Por qué? Fallé en comprender que había muchos más huevos en el parque esperando ser descubiertos por aquellos que pudieran verlos.

Los inventores son individuos que perciben oportunidades en donde otros no, cuyos sentidos están atentos a las posibilidades creativas. Pueden enfrentar numerosos fracasos, pero son conscientes de que, cuánto más se esfuerzan, estudian y observan, mayores son las probabilidades de éxito.

La oportunidad se presenta en múltiples ocasiones, si persistimos en buscarla.

La oportunidad no es un simple azar o un suceso afortunado. Frecuentemente, uno debe generar sus propias oportunidades. Un estudio sobre destacadas personalidades del siglo pasado concluyó que tres cuartas partes habían superado adversidades, discapacidades o frustraciones en su juventud para alcanzar posiciones de renombre y contribuir al bienestar de otros. No caigas en la autocompasión si te sientes limitado en habilidades y talentos. El mundo está repleto de oportunidades detrás de puertas cerradas; es tiempo de empezar a tocarlas.

La oportunidad se presenta en múltiples ocasiones, si estamos dispuestos a explorar nuevas rutas hacia nuestro objetivo.

Quizás, perdiste la primera marea. ¿Habrá otra? Tal vez deberías considerar otro puerto. ¿Acaso no existen múltiples rutas hacia la cima del éxito? No te desanimes ni pienses que tus oportunidades de felicidad se han esfumado para siempre. Reflexiona, planifica y luego avanza hacia tu meta por un camino diferente.

El baloncesto tuvo un papel crucial en mi crecimiento. Durante el verano, los jugadores asistían a un campamento para perfeccionar sus habilidades. No pude asistir debido a otros compromisos. Sentí que había perdido una oportunidad y que ello afectaría mis posibilidades de destacar. En lugar de lamentarme, diseñé otro plan. Me entrené dos veces al día durante el verano para compensar mi ausencia en el campamento. ¡Mi estrategia funcionó!

¿Cuál es tu estrategia cuando la oportunidad se ha esfumado? Recuerda: habrá otra ocasión si eres paciente, si buscas, si llamas a la puerta y estás dispuesto a explorar nuevos caminos para alcanzar el mismo destino.

Las oportunidades de éxito en este mundo son tan amplias como nuestra capacidad para imaginarlas, pero nos son invisibles cuando nos sentimos abrumados.

Los inventores enfrentan múltiples fracasos; sin embargo, son conscientes de que, cuánto más trabajan, estudian y observan, mayores son las posibilidades de triunfar.