Cuando la vida nos cambia los planes

Cuando el destino nos desvía

Cuando el destino nos desvía. Hay sucesos que definen nuestra existencia, situaciones que nos descolocan y nos empujan a tomar rumbos inesperados. Estoy convencido de que sabes a lo que me refiero. Quizás esos episodios inicialmente te desequilibraron, alteraron tus expectativas y rediseñaron tu historia. Tal vez te encontraste reubicándote, asumiendo un nuevo empleo o iniciando un nuevo capítulo amoroso. Sin importar el evento, cuando ocurre, inevitablemente sacude nuestra esencia.

Permíteme compartir una anécdota que Arturo, uno de los participantes de nuestros talleres, me relató:

Para él, todo parecía fluir correctamente. Tenía un puesto en una empresa aseguradora con un salario decente, sus hijos estaban en universidades prestigiosas, y se esforzaba por ser un buen progenitor, mientras mantenía un vínculo amoroso y sólido con su esposa, a quien adoraba. Sin embargo, durante un chequeo médico de rutina, descubrieron que ella padecía cáncer y su mundo se desmoronó.

El camino con la enfermedad fue tormentoso, y su desenlace aún más duro. Rocío, su esposa, partió seis meses después de ser diagnosticada. Aunque Arturo tuvo el privilegio de compartir momentos valiosos con ella y su familia durante ese tiempo, no conseguía perdonarse la impotencia de no poder salvarla. Se encontraba en conflicto con todos, incluso consigo mismo. Un día culpaba al médico, al siguiente a Dios y luego al destino.

Cuando entró en ese ciclo destructivo, todo empezó a desmoronarse aún más en su vida. Lo dejaron sin empleo, sus hijos comenzaron a distanciarse y una noche, consumido por la soledad, lloró desconsolado, sintiéndose atrapado en ese capítulo oscuro de su vida. Se sentía abandonado y se cuestionaba constantemente: ¿Por qué yo?

Pete Wilson, un conocido pastor de Nashville, lo denomina “EL PLAN SECUNDARIO”. Estoy seguro de que Arturo jamás deseó la partida de su esposa. No lo contempló cuando decidió unir su vida a la de ella. Soñaba con futuros viajes familiares, ver graduarse a sus hijos, compartir la crianza de sus nietos junto a Rocío y envejecer a su lado. Pero EL PLAN SECUNDARIO emergió desde el sufrimiento y le enseñó a abrazar una nueva verdad.

Ninguno de nosotros anticipa el dolor, la pérdida, las adversidades o las desilusiones. Sin embargo, estas experiencias, aunque dolorosas, vienen entrelazadas con valiosas lecciones que nos impulsan a crecer.