Que la tecno no te atropelle, pero que tampoco te secuestre

Que la tecno no te atropelle, pero que tampoco te secuestre

Que la tecno no te atropelle, pero que tampoco te secuestre. Hace un tiempo, mientras dictaba una conferencia en un colegio sobre volver a lo básico de la vida, los adolescentes se mostraron muy impactados cuando les dije que debían volver a su esencia. No entendían de qué les estaba hablando, pues crecieron en un mundo marcado por la ciencia, la tecnología y el consumismo, que los alejó de la naturaleza y, en la mayoría de ellos, su energía y llama de la pasión por sus vidas se ha ido esfumando con el tiempo.

Para poder explicarles qué era la esencia de la vida

Para poder explicarles qué era la esencia de la vida, me devolví en el tiempo y les conté de mi niñez y de mi adolescencia y qué cosas hacíamos en esa época, que hoy en día ya no se hacen. Les hablé acerca de esos momentos espectaculares que marcaron mi vida, con cosas tan simples como los famosos paseos de olla: cuando se salía con toda la familia a almorzar a la orilla de un río o en un prado; cuando se iba de paseo con los seres queridos a subir una montaña o a caminar por los senderos; o cuando se hacía una fogata en la noche, simplemente para cantar y conversar entre amigos alrededor del fuego; o en vacaciones, cuando siempre estábamos haciendo diferentes actividades al aire libre como montar en bicicleta o patinar, jugar fútbol, basquetbol, carreras de carros de balineras o, simplemente, elevando cometas o caminando por el barrio en compañía de los amigos. Nunca se veía a ningún amigo encerrado en la casa, a no ser que estuviera castigado.

Les conté que en mi época de adolescente no existían el computador, el Internet

Les conté que en mi época de adolescente no existían el computador, el Internet, los celulares, la BlackBerry ni el iPod y la televisión era en blanco y negro y solo había programas unas pocas horas al día. Muchos de estos niños me dijeron que no imaginaban sus vidas sin toda esta tecnología y que vivir sin ella no tendría sentido.

Para que ellos me entendieran mejor lo que quería explicarles, les hice esta analogía: “Imaginen que ven la fotografía de un jugoso y colorido mango en Internet, pueden ver su color, su textura, su forma, pero no lo pueden tocar, oler ni comer o saborear. Esto mismo les está sucediendo con sus vidas, la ven de múltiples formas, la experimentan pegados de cualquier celular o al computador, pero no la pueden saborear y disfrutar a plenitud por sí solos, debido a esa dependencia compulsiva que les roba, no solo su precioso tiempo, sino la paz interior”.

Por eso hoy les digo, tanto a padres como a hijos

Por eso hoy les digo, tanto a padres como a hijos, que no podemos confundir la tecnología y los avances de la ciencia con nuestra propia vida. Vivir la vida a plenitud es un arte en el que a través de tus acciones te vuelves un gran artista, en el que ves y experimentas tu vida desde tu corazón, desde tu conciencia, y es en este momento que empiezas realmente a sentirla. La tecnología es importantísima y ha traído grandes e innumerables beneficios, pero debes usarla como un instrumento más, para mejorar la calidad y el bienestar de tu vida, no para aislarte del mundo exterior, de tu familia y de tus sueños. No dependas de la tecnología, conserva tu independencia y mantén siempre un balance; ten el coraje de desprenderte y saber elegir cuándo soltar y cuándo utilizar la tecnología y verás cómo tu vida cambiará drásticamente.

Recuerda que la conciencia que tengas ante tus elecciones

Recuerda que la conciencia que tengas ante tus elecciones y acciones será la que marcará el camino de tu vida, porque lo importante no es el tiempo que vivas, sino el instante de conciencia en que aprecias el momento, y para ello no necesitas tecnología ni ciencia, solamente escuchar tu corazón.

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