Delicadezas cotidianas
Delicadezas cotidianas. Doña Maximiliana, desgastada por las pruebas de una vida llena de retos, se encontraba en el hospital y repetidamente pedía:
- Doctor, ¿podría comprobar mi pulso?
El doctor gentilmente chequeaba y respondía:
- Está a 78. Ideal.
Pero ella volvía a solicitar que se lo midiera. Aunque el médico cumplía cada vez, en su interior pensaba que Doña Maximiliana era reiterativa. Con el tiempo, comprendió que su solicitud real era anhelar un contacto humano.
A veces, subestimamos el impacto de nuestras acciones en los demás. No me refiero a gestos grandiosos, sino a las pequeñas atenciones que pueden marcar la diferencia.
Un ejemplo es la historia de una niña que perdió su juguete en un hotel Disney. Aunque el personal del hotel pudo simplemente devolver el juguete, optaron por hacer algo especial. Junto al juguete devuelto, enviaron fotografías de él disfrutando del parque con una nota que decía:
«Disculpa la tardanza. Peggy todavía tenía atracciones que visitar. Atentamente, Mickey Mouse».
Si aplicáramos esta filosofía en nuestra vida diaria, el mundo sería un lugar mejor. Disney ha prosperado con el mantra de «Crear momentos mágicos». ¿Qué momentos mágicos has creado para alguien más?
Los gestos no necesitan ser reservados solo para personas cercanas. Un simple «Que tenga un buen día» a un extraño puede alegrarle. Si un desconocido puede beneficiarse de nuestra bondad, ¿por qué no practicarla con familiares y amigos? Un «te quiero» o «gracias» pueden cambiar el día de alguien.
Sé innovador. Un mensaje de amor acompañado de un dulce o una nota sorpresa puede amplificar el sentimiento. Desafíate a crear momentos inolvidables en la vida de los demás. Depende de ti, y el reloj no se detiene.