Aprender a conversar

Aprender a conversar

Este Post Trata de Aprender a conversar. No por saber algo significa que seamos capaces de usarlas efectivamente en nuestra vida. Nos mueve a la reflexión sobre la forma en que estamos constituidos para escuchar antes de hablar. Cuando preguntamos a nuestros clientes, aliados de aprendizaje y coachados sobre la causa de la gran mayoría de los problemas en sus relaciones maritales, familiares, escolares, laborales y comunitarias, surge con altísima frecuencia una respuesta común: la comunicación.

Que te dije algo que no comprendiste e hiciste lo que no era

Que te dije algo que no comprendiste e hiciste lo que no era, que asumí que me dijiste esto y fue aquello, que pensaba que me habías dicho lo que no me dijiste, que no te he dicho lo que te tengo que decir, que me dio miedo decirte y al no decírtelo me aleje y nos separamos, que no me lo dijiste y siempre esperaste que actuara de esa forma y te sentiste decepcionado porque no hice lo que tú esperabas que yo hiciera sin saberlo… son sólo algunas de la frases que la gente en conflicto ha compartido con nosotros en nuestras experiencias de aprendizaje y coaching para desarrollar la competencia maestra de aprender a conversar. Ellas muestran el gran desafío que todos tenemos de cumplir con algo básico y esencial para el ser humano: saber escuchar y saber hablar.

Desde el kinder y la escuela primaria

Desde el kinder y la escuela primaria, nuestros maestros nos muestran las normas del buen oyente: (1) mirar a los ojos al hablante, (2) atender a lo que dice, (3) evitar interrumpir al hablante, y (4) esperar que el hablante termine, para responder; además de las del buen oyente: (1) expresarse en forma clara y sencilla, (2) mirar a las personas con quien se habla, (3) utilizar un tono de voz adecuado, y (4) pronunciar correctamente las palabras. Pero una cosa es saber y otra es hacer, no por saber algo significa que seamos capaces de usarlas efectivamente en nuestra vida y demostrar maestría a través de nuestra conducta. Ese es el gran desafío para aprender a conversar.

«Tenemos dos oídos y una boca, de manera que escuchemos el doble de lo que hablamos».
Esta frase de Epícteto, filósofo griego asociado con los estoicos (Hierápolis, 55 – Nicópolis, 135)