William Shakespeare
William Shakespeare, que si bien no se identifica plenamente con Inglaterra, la simboliza, vio la luz el 26 de abril de 1564 (según el calendario Juliano) en la pintoresca localidad de Stratford-upon-Avon.
John, su padre, quien ocupó cargos municipales, se dedicaba al comercio de guantes, cuero, madera y trigo, mientras que su madre respondía al nombre de Mary Arden. Es probable que William pasara cerca de seis años en la Grammar School, donde se enseñaba principalmente el latín.
En 1587, partió hacia Londres. Tras probar con diferentes trabajos, decidió convertirse en actor. Al igual que el futuro Molière, Shakespeare se adentró en la dramaturgia tras haber experimentado previamente en el escenario. Es objeto de burla en un panfleto escrito por Robert Greene titulado «Un centavo de cordura que me cuesta un millón de arrepentimientos». También se dedicó a reescribir obras de otros autores. Entre sus amistades se encontraban grandes nombres como Burbage, Marlowe, Greene, el poeta Chapman y Ben Jonson. Londres le ofreció lo que Stratford no pudo: interminables debates y discusiones literarias.
Se dice que, en estos enfrentamientos verbales, Ben Jonson se movía con la lentitud de un galeón español, mientras Shakespeare lo hacía con la destreza de un veloz barco inglés. Estas metáforas nos recuerdan que, en 1588, la sombra de la Armada Invencible se cernió sobre Inglaterra. A lo largo de los alborotos políticos, Shakespeare continuó ejerciendo su oficio, escribiendo y soñando. Sus primeras obras históricas se remontan a 1591.
Existen rumores de un posible viaje a Italia en 1594, aunque carece de evidencia documental. En 1596, su hijo Hamnet falleció. Ese mismo año, Shakespeare solicitó un escudo heráldico. En 1597, pudo adquirir propiedades en Stratford, pero optó por seguir en Londres. En 1599, inauguró el Teatro del Globo. A partir de 1609, también empleó el teatro cubierto de Blackfriars. Hamlet se estrenó en 1602, mientras que Marco Antonio y Cleopatra, en 1607.
Para 1610, Shakespeare retornó a Stratford, ya enriquecido. Pasó sus últimos años involucrado en litigios con sus vecinos. No se preocupó por imprimir su extensa obra. Thomas De Quincey especula que, para Shakespeare, la verdadera difusión era el teatro, no la impresión de un libro. A poco de su fallecimiento, redactó su testamento, donde no se menciona ningún libro.
Shakespeare partió de este mundo el 23 de abril de 1616, posiblemente el día de su nacimiento. En ese mismo periodo, Cervantes falleció en Madrid; es poco probable que ambos supieran el uno del otro. El inglés de esa época era un lenguaje aún en construcción.
Aunque nos gustaría pensar que los genios fueron incomprendidos en su tiempo, Shakespeare, contrariamente a lo que diría Victor Hugo, no encaja en ese molde romántico. Murió próspero y admirado.