
Un ejemplo para No bajar los Brazos
Un ejemplo para No bajar los Brazos. Vivimos el día recibiendo información que en su mayoría no aporta nada positivo a nuestras actividades y sí mucho de negativo. El emprendedor trabaja la mayor parte de las veces en proyectos que volcados a un papel no serían viables, pero en el plano real terminan siendo muchas veces empresas exitosas, que dan mano de obra a mucha gente.
Con el constante «bombardeo» de malas noticias el espíritu emprendedor de los empresarios se atomiza y entra en un «cono de oscuridad». El miedo de emprender, de hacer, de arriesgarse, el miedo a no tener éxito, a fracasar, arriesgar en un solo movimiento lo que tanto esfuerzo costó ahorrar, miedo a que nos pase lo mismo que a fulano, miedo a quebrar como sutano.
Contamos en la naturaleza con un ejemplo del cual seguramente sacaremos una importante enseñanza: el árbol bambú chino.
Está estudiado que después de semanas de plantada la semilla de este asombroso árbol de bambú, no muestra vestigios de crecimiento. Incluso no hay crecimiento aparente durante cuatro años y únicamente se puede notar (si uno se fija con mucha atención) un pequeño bulto saliendo de la tierra.
Durante esos años, todo el crecimiento se lleva a cabo bajo la tierra en una estructura masiva y fibrosa de raíces que se expanden hacia abajo y a lo ancho del lugar donde fue plantada la semilla. Pero entonces, en el quinto año, el árbol de bambú chino crece y crece y llega a alcanzar una altura de hasta 25 metros.
Muchas acciones de las que estamos acostumbrados a llevar adelante en la empresa e incluso en la vida misma, cumplen un ciclo similar al de este sorprendente árbol. Uno estudia, trabaja e invierte tiempo y esfuerzo, y hace todo lo posible para nutrir el crecimiento de la organización y en ocasiones no ve un resultado inmediato.
Durante semanas, meses o incluso años todo parece quedar casi en el mismo lugar pese a los esfuerzos.
Pero si éstos esfuerzos están bien direccionados, si se trabaja a conciencia con una visión y misión claras, con objetivos bien determinados, si se trabaja sistemáticamente, si se mantienen claros los valores de la empresa y éstos se basan en la honestidad y la ética por sobre todas las cosas, ese «quinto año» llegará y realmente nos sorprenderemos de los resultados.
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