¿Soltar o no soltar?

¿Liberar o aferrarse?

¿Liberar o aferrarse? Durante largo tiempo he enfatizado la relevancia de concluir ciclos, finalizar etapas y liberar. No es mera retórica. Con toda certeza, sé que los apegos (a personas, trabajos, lugares, vivencias) son lo que más nos frena y aprisiona.

Liberar no es un acto teatral o fatal. Es deshacernos de esa ilusión de tener todo bajo control, de aferrarnos a lo que ya no tiene lugar en nuestro presente o futuro. Liberar es valorar lo vivido y permitir que la vida continúe, abriéndonos a nuevas posibilidades.

Me han cuestionado en diversas ocasiones: “¿Cómo determinar qué liberar y qué retener?”

Es una interrogante esencial, pues no se trata de desprendernos indiscriminadamente de todo. Mi respuesta es:

Con frecuencia, nos aferramos a relaciones, lugares, estilos de vida, formas de trabajar, resentimientos, heridas, aun cuando nos causen dolor, ansiedad, desasosiego o melancolía.

Es decir, nos mantenemos en la misma situación, insistiendo en que todo permanezca inalterable, pese a no sentir la serenidad que buscamos.

Si tras haber dado tu máximo esfuerzo en ciertas circunstancias, te sientes estancado, desconectado de tu alegría y todo indica que ese no es el camino, posiblemente sea el momento de liberarte de ello. No tiene que ser algo extremo, puede ser algo sutil, pero que, al persistir en tu vida, te aleja de tus verdaderos anhelos.

En resumen: lo que DEBEMOS liberar es lo que perturba nuestra paz, obstaculiza nuestro avance o lo que nos retiene. Ya sea un hábito perjudicial, un resentimiento, nuestra comodidad o una relación dañina.

Algunos argumentarán que soltar es irresponsabilidad. Sin embargo, en realidad, es justamente lo opuesto. Al liberarnos, estamos mejor preparados para enfrentar el futuro con determinación. Como bien señala Maria Inés Troncoso, experta en el tema:

“Liberar no es resignación, sino reconocer nuestras limitaciones. Por ejemplo, si ocurre un accidente ante mí, el acto de liberar pensamientos intrusivos o temores me permite reaccionar con prontitud, ajustándome a mis capacidades”.

Por ende, es vital comprender que todo en la vida es transitorio. Ten presente que puedes liberarte de lo que te obstaculiza y vislumbrar un horizonte más prometedor. Grandes experiencias te esperan; solo necesitas avanzar con un equipaje más liviano.