Sócrates nació en Atenas alrededor del 470 A.C. Hijo de Sofronisco y Faenarete, creció en una Atenas floreciente bajo la sombra de la Acropolis. Se educó en disciplinas tradicionales, desde literatura hasta gimnasia, y con el tiempo, se sumergió en las especulaciones filosóficas de su época y la rica cultura ateniense liderada por Pericles.
Profesión y Servicio Militar
Antes de dedicarse completamente a la filosofía, Sócrates siguió los pasos de su padre en la escultura. De hecho, creó un conjunto de estatuas dedicadas a las tres Gracias que adornaron la Acropolis hasta el siglo II A.C. Además de su arte, demostró valor como soldado en varias batallas durante la guerra del Peloponeso.
Método Socrático y Mayéutica
El corazón de la filosofía de Sócrates radicaba en la conversación. Desconfiando de la escritura, pasó días enteros en los espacios públicos de Atenas, desafiando a las personas a cuestionar sus propias creencias y perspectivas. Su método, la mayéutica, implicaba el uso de preguntas dirigidas para ayudar a las personas a «dar a luz» sus propias verdades. Al hacerlo, a menudo utilizaba la ironía para revelar la ignorancia de su interlocutor sobre un tema determinado.
Condena y Muerte
A pesar de su enfoque en la búsqueda de la verdad, la actitud y métodos de Sócrates no fueron bien recibidos por todos en Atenas. En 399 A.C., durante un período de turbulencia política, fue acusado de desafiar las tradiciones y corromper a los jóvenes. Aunque se le dio la oportunidad de defenderse, fue finalmente condenado a muerte.
En sus últimos días, mientras esperaba su ejecución en una celda, Sócrates continuó haciendo lo que mejor sabía: dialogar sobre la filosofía. A pesar de tener la oportunidad de escapar, eligió enfrentar su destino. Bebiendo un veneno llamado cicuta, Sócrates encontró una muerte serena, dejando tras de sí un legado filosófico incomparable.