Sé Útil
Sé Útil. Benjamín Franklin alguna vez expresó: “Prefiero que se diga ‘él vivió de manera útil’ que ‘él falleció adinerado’”.
Esta no era una mera declaración de Franklin. Refleja la forma en que él encaró su existencia, especialmente como inventor. Según un artículo en www.pbs.org, Franklin era un inventor pragmático, creando dispositivos o mecanismos que estaban “concebidos para facilitar o solucionar problemas diarios”. Esto incluía los lentes bifocales, aletas para nadar, odómetro, la estufa Franklin y el pararrayos.
Franklin podría haber amasado una fortuna con estos inventos. Sin embargo, con el anhelo de beneficiar al máximo número de personas, no patentó ninguno. “Franklin percibía el mundo en términos de cuántas personas podía beneficiar, no de cuánto dinero podía ganar”, comenta el Dr. John C. Van Horne, director de la Library Company of Philadelphia. “Para Benjamín Franklin, la utilidad era su propia recompensa”.
Vivir de manera fructífera era un objetivo sensato para un inventor del Siglo 18 como Franklin. Pero ¿qué pasa con aquellos que vivimos y lideramos en el Siglo 21? ¿Es aún valioso esforzarse por ser útil?
La respuesta es sí, y he aquí el motivo: Cuando se es joven, se siente uno invencible; es fácil evaluar la vida únicamente por la satisfacción personal, por la capacidad de sustentar a la familia, por la rapidez con que se logran los objetivos profesionales, etc. Estos son elementos vitales – especialmente cuando la jubilación parece lejana.
No obstante, la perspectiva cambia notablemente con la edad. A los 80 años, reflexionando sobre la vida desde el porche, la satisfacción personal y los logros profesionales quizás no parezcan tan relevantes como antes. Lo que podría tener más peso es lo que haya logrado con su vida y lo que haya perdurado.
¿A cuántas personas asistió – financieramente, profesionalmente y personalmente? ¿Cuántos conocimientos compartió con quienes lo rodeaban? ¿Cómo cultivó su liderazgo para propiciar el éxito de otros – en el trabajo y en la vida? ¿Qué legado dejó en diferentes ámbitos?
En resumen, ¿cómo aprovechó el don de la vida? Esta será una pregunta crucial al cumplir 80 años, por lo tanto, debería serlo ahora.
¿Qué constituye una vida útil? Varias respuestas surgen de inmediato – dar, amar, servir, ayudar, inspirar, educar y aconsejar, por mencionar algunas. Todas estas son acciones interpersonales – realizadas de individuo a individuo, amigo a amigo, líder a seguidores, o entre parejas. Si uno se dedica conscientemente a alguna de estas acciones, está en el camino correcto para vivir una vida útil.
Existe, sin embargo, otra forma de cultivar la utilidad – a través de los desafíos y adversidades. Ser despedido, perder a un ser querido, tener un mal jefe, perder un cliente importante, enfrentar problemas financieros, liderar a personas difíciles, enfermedades, entre otros.
A pesar de ser indeseables, estos eventos y circunstancias difíciles a menudo nos preparan para una vida útil. Más específicamente, incrementan nuestra utilidad como líderes en tres formas clave:
- Fortalecen el carácter y la resiliencia: Enfrentar la adversidad nos fortalece. Y las personas fuertes son más útiles.
- Nos proporcionan aprendizaje: Esto es especialmente cierto cuando enfrentamos a líderes ineficientes. Coleman Peterson, uno de los primeros gerentes de recursos humanos de Wal-Mart Stores, Inc., lo destacó en una entrevista reciente. “He aprendido sobre liderazgo tanto de quienes lo hicieron bien como de quienes no. Y de los últimos, aprendí qué es lo que no debería hacer”.
- Nos hacen más empáticos: Desde el punto de vista del liderazgo, esto es invaluable. El liderazgo, después de todo, se trata de relaciones, y buenas relaciones involucran cuidado y dedicación. Mostrar empatía sincera es una forma de demostrar que nos importan los demás.
Dwight Thompson afirmó: “Puedes vivir tu vida como quieras, pero solo tienes una oportunidad para hacerlo”. Por tanto, siguiendo a Benjamín Franklin, haga todo lo posible para vivir una vida útil.