Rumbo hacia el Fracaso del Liderazgo
Basado en mi experiencia, los desafíos anteriores pueden moldear a una persona de dos formas: llevándola hacia el declive o impulsándola a superarse. Al acercarnos a un nuevo año, reflexiona sobre qué dirección tomarás. ¿Te encaminas hacia un desplome o hacia la superación? Aquí algunos indicadores que pueden llevarte hacia un declive en liderazgo:
1. Compararte con otros
Independientemente de lo que hayas vivido, ten presente que hay quienes, teniendo más que tú, lograron menos; y otros, con menos recursos, alcanzaron más. He observado individuos talentosos desaprovechar oportunidades al compararse con otros. Si te capacitas y das lo mejor en cada situación, triunfarás. Tal vez no siempre te alces con la victoria, pero te mantendrás en pie. Como bien dijo una joven en un concurso de belleza, «Siempre habrá alguien más atractivo, talentoso o elegante que yo; solo espero que no esté compitiendo contra mí.»
2. Justificar acciones inapropiadas
Hoy en día, la gente puede encontrar justificaciones para casi todo. Recuerdo una caricatura donde dos hombres en prisión se decían: «Creí que nuestro nivel de corrupción era aceptable». Tomar responsabilidad en vez de justificar es esencial para la integridad, y la integridad es la base del liderazgo.
3. Aislarse
No puedes liderar en soledad. Liderar demanda un equipo y un equipo está compuesto por personas. Evadir problemas aislándote solo generará inconvenientes mayores. Aunque a veces necesites alejarte para resolver problemas, siempre deberías contar con alguien que te guíe y apoye. Esa persona quizá no te brinde la solución, pero su apoyo es invaluable.
4. Lamentarse por el pasado
El ayer terminó. No podemos retroceder y modificar lo acontecido, solo podemos avanzar y actuar hoy. Lamentarse solo nos consume y complica avanzar.
5. Guardar resentimientos
Las heridas anteriores pueden transformarnos para bien o para mal. Si te aferras a tus desilusiones, caerás en el resentimiento. Pero si aprendes de esas experiencias, tendrás la oportunidad de no repetirlas. Guardar resentimientos nos afecta más a nosotros que a los demás, por lo que es una pérdida de energía.