Pensamiento Estrategico

Pensamiento estratégico

El pensamiento estratégico es una de las herramientas más útiles que todo emprendedor o profesional podría cultivar, es una inversión de valor incalculable, principalmente porque el pensamiento estratégico tiene que ver con la consecución de unos objetivos y la resolución de sus problemas inherentes, dentro de un marco contextual concreto. Es decir, es una herramienta para conseguir lo que queremos, de la mejor forma y venciendo las dificultades.

En las últimas tres décadas del siglo XX vimos, en el campo de la Administración, el advenimiento y la desaparición de muchas teorías y modas que han creado estilos de dirección estratégica en las empresas. Las compañías constantemente se enfrentan a alternativas que implican seguir la moda, aferrarse a la tradición o retar el pasado y buscar nuevas perspectivas para un mundo que está cambiando aceleradamente. De aquí el surgimiento del Pensamiento Estrategico.

 

El pensamiento estratégico esta ligado al ámbito militar

El pensamiento estratégico ha estado siempre muy ligado al ámbito militar y es aquí donde más se ha desarrollado, sin embargo el mundo de la empresa ha estado muy vinculado también al pensamiento estratégico, incluso intercambiando fuentes, conocimientos e inspiración, pues, en el fondo, la esencia de las cosas es la misma, hay un objetivo final, ya sea ganar una guerra o establecerse en un mercado y hay una serie de formas de hacerlo, la estrategia intenta dilucidar la mejor de todas ellas para un caso concreto.

Poseer pues un pensamiento estratégico es tener una llave para abrir la puerta que queremos y cultivarlo es mucho más sencillo de lo que pueda parecer.

Ordenar la confusión

El  Pensamiento estratégico le permite ordenar la confusión y descubrir el mejor camino para seguir adelante. Como los demás talentos, no se trata de una capacidad que pueda ser enseñada. Es un proceso de pensamiento singular, que le permite contar con una perspectiva especial del mundo.

Esta perspectiva le permite captar diferentes modelos o patrones donde otros no pueden ver más que una opción o la complejidad. Atento (a) a estos patrones, usted contempla las diferentes alternativas, preguntándose siempre qué pasaría si la opción elegida no es la correcta. O bien qué pasaría si hubiera sucedido otra cosa; estas preguntas recurrentes le ayudan a anticipar y a evaluar los posibles obstáculos. Guiado (a) desde esta posición, usted puede seleccionar el camino más indicado. Así mismo va descartando aquellos caminos que no conducen a ningún lado, los que causan resistencia y los que son confusos. Así, usted elimina, define su estrategia y actúa. Las características de su talento se resumen después de anticipar dificultades y de escoger alternativas.

Trabajo y sentido común

No es algo de genios, es un resultado del trabajo y el sentido común, por ello vamos a dar una serie de claves para poder implementar un pensamiento estratégico a lo que hacemos y aumentar las posibilidades de tener éxito con eso que hacemos, como a continuación se muestra, el pensamiento estratégico se basa, esencialmente, en el conocimiento y el análisis.

Claves para poder implementar un pensamiento estratégico

Paso 1: Conócete a ti mismo.

No hay mayor verdad ni axioma que más repitamos, muchas veces nos encontramos con cuestionarios acerca de la personalidad o las capacidades emprendedoras de las personas de una empresa y en un 90% mucha gente las obvia con desdén. Es muy cierto que muchas de ellas son verdaderas obviedades, pero no hay nada más oculto que lo obvio. Debemos saber cuáles son nuestras capacidades personales y cuáles nuestros puntos débiles, eso nos servirá, entre otras muchas cosas, para saber cuando debemos delegar, para formar equipos de personas equilibrados, para compensar esas debilidades y que no puedan ser aprovechadas por competidores etc.

Por Internet circulan cantidad de cuestionarios al respecto, a veces, rellenar alguno y meditar las conclusiones puede descubrirnos algún flanco por cubrir o alguna cualidad por explotar, pero lo que sí es cierto es que el tiempo no será perdido.

El resultado final debe ser conocer nuestros propios puntos fuertes y débiles, así como los de nuestro equipo si lo tenemos.

Paso 2: Conoce tu empresa:

Conocer los puntos débiles y fuertes de tu empresa hará que sepas qué opciones van a ser correctas y cuáles son más susceptibles de fracasar. Analiza su producción, su distribución, sus finanzas y cualquier parte de su estructura o funcionamiento que te parezca importante, debes conocerla bien, saber si dos meses de tesorería escasa la van a ahogar o si es la distribución a tiempo o el servicio nuestro punto fuerte, el cual deberemos desarrollar e inculcar en la mente de nuestros clientes.

El resultado final debe ser poseer un análisis interno, principalmente realizado en las empresas a través de la metodología F.O.D.A. (Fortalezas, Oportunidades, Debilidades y Amenazas) y que se basa en algo tan sencillo y complicado a la vez como reflexionar, analizar y plasmar por escrito dichos elementos en un papel. Esto ayudará enormemente a la ejecución de esta tarea, tras la cual aflorarán una serie de puntos destacados sobre los que seguramente se podrá trabajar para optimizar la empresa. Principalmente a la hora de, como ya se ha nombrado, explotar fortalezas y cubrir debilidades.

 

Paso 3: Conoce el terreno:

Siguiendo el símil militar no es lo mismo una batalla en el mar que una emboscada en las montañas, de manera que si conoces el terreno te podrás preparar adecuadamente y no aparecerás con tus botas de montaña para cruzar el océano.

Esta analogía trata de hacer ver que el pensamiento estratégico tiene siempre en cuenta y trata de conocer lo más posible el contexto en el que se mueve nuestra actividad, es decir, el mercado y los que los componen, los clientes.

Teniendo en cuenta que dichos clientes son como la savia que da vida a nuestra empresa, este debe ser un elemento conocido hasta la extenuación, o de lo contrario correremos el riesgo de levantarnos un día y ver que ya no están ahí. Así pues para pensar estratégicamente debemos planificar nuestras acciones de acuerdo al «terreno» donde se van a desarrollar, es como el decorado de una obra, aunque en este caso interactúa, de manera primordial, con lo que hagamos en él, por ello debe estar todo ligado a la hora de desarrollar nuestros planes y no obviarlo si no queremos tropezar con piedras que ni siquiera vimos que estaban ahí.

Para conocer el terreno es necesario analizar a los clientes

Para conocer el terreno es necesario analizar a los clientes, sus gustos, sus motivaciones, en especial aquellas por las cuales se deciden a comprar un producto o contratar un servicio. Si encontramos esa clave tendremos la ventaja primordial, pues sabremos qué ofrecerles para conseguir que nos compren a nosotros. Igualmente deberemos analizar el mercado, si está en auge o declive, qué triunfa y que no. Si la situación económica, social y legal es adecuada o nos hace tener algún handicap etc.

El resultado final debe ser un análisis externo, a través del cual conocer todas estas características, investigar las que no sabemos pero puedan ser esenciales y tenerlo por escrito como elemento de referencia a la hora de desarrollar nuestra estrategia.

Otro consejo útil es no ensanchar demasiado nuestra línea de frente. Es decir, debemos concentrarnos en un segmento, el más adecuado para nuestro negocio, pues si somos demasiado dispersos nunca conseguiremos un efecto sensible. El viejo refrán «el que mucho abarca, poco aprieta», se convierte aquí en una premisa a tener muy en cuenta.

Paso 4: Conoce a tu competencia:

Salir al mercado es como una partida de ajedrez, no juegas tú solo y por tanto lo que hagas será contestado por aquellos que, como tú; intentan abrirse un hueco en el mercado. De esta manera no podemos estar sólo atentos a nuestros movimientos sino a las posibles reacciones que pueda haber por parte de nuestros competidores.

Para poder «jugar» con garantía debemos conocer lo más posible a nuestros adversarios, sus puntos fuertes y débiles, quienes son, cuanto facturan, quienes son sus clientes, etc. A esto se le llama hacer un análisis de la competencia y disponer de uno debe ser el resultado final. Normalmente nos centraremos en aquellos que son nuestra competencia más directa y observaremos sus reacciones, intentando explotar sus puntos débiles.

A la hora de pensar estratégicamente éste se puede convertir en uno de los puntos más importantes, ya que es un factor a vencer que es dinámico, es decir que no es un escollo similar a subir una montaña, que permanece igual, con las dificultades fijas, sino que reacciona y es inteligente.

Paso 5: Explotar los puntos fuertes:

El pensamiento estratégico, a la hora de diseñar acciones y tácticas tiene en cuenta los puntos fuertes (de la empresa, de uno mismo etc) y los explota; ya que, probablemente resolveremos mejor un problema; o encontraremos antes la solución a través de un camino que utilice nuestros puntos fuertes.

Dichos puntos fuertes se «contextualizan», es decir se analizan teniendo en cuenta el contexto externo, la competencia etc. y se busca la mejor manera de utilizarlos teniendo en cuenta como les afectan estos elementos del contexto.

Igualmente, Analizamos los puntos fuertes de la competencia; y a la hora de trazar un camino e implementar una estrategia;  buscamos una vía que evite la confrontación con dichos puntos fuertes.

Paso 6: Cubrir los puntos débiles:

Igual que los puntos fuertes deben ser explotados, los débiles deben ser cubiertos o enmendados. Los puntos débiles de nuestra empresa o actividad (incluyéndonos a nosotros) debemos conocerlos nosotros y nadie más y debemos ser autocráticos, reconocerlos y poner los medios para enmendarlos.

Debemos pensar que nuestra competencia; a la hora de implementar su estrategia; utilizará el mismo esquema de pensamiento que nosotros y buscará una vía por donde explotar nuestros puntos débiles. Por ello es importante que trabajemos para enmendarlos.

Paso 7: Preparar la estrategia:

El análisis concienzudo de todos los elementos anteriores nos dará múltiples pistas sobre la estrategia que debemos emplear; (de hecho muchas veces el simple análisis ya nos dice, casi a gritos, lo que NO debemos hacer en nuestras estrategias).  Si nosotros pensamos  nuestras acciones; y  tenemos en cuenta TODOS los elementos anteriores; no es buenos que pensemos en acciones que obvien elementos tan importantes como la competencia o el mercado; o que precisen de nuestros puntos más débiles para llevarse a cabo con éxito; (por ejemplo, si somos una pequeña empresa cuyo punto débil es la estructura financiera, es de locos embarcarse en una estrategia basada en la guerra de precios)

Las acciones, a su vez, deben tener un objetivo claro; y este debe estar inspirado por la idea de maximizar la satisfacción del cliente cuando cubramos sus necesidades. Esa es la verdad más inmutable del mundo empresarial; si es nuestra guía, estaremos en el buen camino.

El pensamiento estratégico sirve para resolver problemas, para intentar «ganar batallas» y es una herramienta al alcance de todos. Su aplicación en el mundo de la empresa puede llegar a marcar una palpable diferencia. Si sigues estos pasos en tu esquema de pensamiento; la formulación o elección de una estrategia, que trataremos en futuros artículos, será mucho más clara y mucho más efectiva.

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2 respuestas a «Pensamiento estratégico»

  1. Muy interesanté quisiera más información para poder seguir enténdiendo lo que es el líderasgo y pensamiento estratejico.

    1. Hola Gracias Luis Fernando, en nuestra pagina existe mucha información entra a la sección «Liderazgo» Saludos cordiales

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