Miguel de Cervantes
Miguel de Cervantes, nacido el 29 de septiembre de 1547 en Alcalá de Henares, fue bautizado el 9 de octubre de ese mismo año en la iglesia de Santa María la Mayor. Era el cuarto hijo de Rodrigo de Cervantes, un cirujano, y Leonor de Cortinas.
Este literato, famoso en el mundo entero por su obra «El ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha», es considerado uno de los más grandes escritores de la literatura española. Su obra «Don Quijote» es la más traducida después de la Biblia. Por su talento, recibió el apodo de «Príncipe de los Ingenios».
Durante su infancia, la familia Cervantes se trasladó a Valladolid, ciudad donde residía la corte real. Debido a problemas económicos, su padre fue encarcelado y la familia se vio forzada a regresar a Alcalá de Henares. Es probable que Miguel iniciara sus estudios en un colegio jesuita en Córdoba y luego en Sevilla.
Hacia 1566, la familia se mudó a Madrid. En esta ciudad, Cervantes comenzó su carrera literaria y tuvo como maestro a Juan López de Hoyos. En 1569, se mudó a Roma, donde trabajó para el monseñor Acquaviva.
Cervantes luego se unió a la Armada Española y luchó en la batalla de Lepanto en 1571. A pesar de quedar con la mano izquierda paralizada debido a una herida, continuó sirviendo en campañas militares.
En 1575, mientras regresaba a España, fue capturado por corsarios berberiscos y llevado a Argel como esclavo. Pasó cinco años en cautiverio hasta que los trinitarios pagaron su rescate en 1580. Tras regresar a España, se estableció en Madrid.
Entre sus logros durante esta etapa de su vida, destaca la publicación de «La Galatea» en 1585. Además, Cervantes intentó varias veces obtener un cargo público sin éxito. En 1584, comenzó una relación con Ana de Villafranca, con quien tuvo una hija. Ese mismo año, contrajo matrimonio con Catalina de Salazar.
Más tarde, entre 1587 y 1593, trabajó como comisario de abastos para la Armada Invencible. Sin embargo, esta labor le trajo numerosos problemas, incluido un periodo en la cárcel. A pesar de los desafíos, Cervantes continuó escribiendo y consolidándose como uno de los pilares de la literatura española.
En 1594, Agustín de Cetina encargó a Cervantes la tarea de recaudar impuestos atrasados en Granada. Aunque realizó su trabajo diligentemente, la quiebra del banco donde depositó los fondos, dirigido por Simón Freire, llevó a su encarcelamiento en 1597.
Durante su estancia en prisión en Sevilla, se cree que Cervantes concibió la idea de «Don Quijote». En 1598, tras la muerte de su amada Ana Franca, su hija Isabel comenzó a trabajar para su tía Magdalena bajo el nombre de Isabel de Cervantes. Ese mismo año, escribió un soneto en honor a Felipe II.
Para 1600, Cervantes había dejado Sevilla y, a pesar de la falta de registros claros sobre sus movimientos, continuó trabajando en «Don Quijote». En 1603, se trasladó a Valladolid, y en 1605, publicó la primera parte de «El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha». A pesar del éxito inmediato de la novela, Cervantes enfrentó problemas personales, incluyendo la implicación en un homicidio.
En 1606, siguiendo a la corte real, se mudó a Madrid. Aquí, Cervantes se sumergió en la cultura literaria de la ciudad y vivió cerca de notables puntos de encuentro literario. También continuó enfrentando problemas personales, como la muerte de familiares cercanos.
En 1612, se mudó a la calle Huertas y, al año siguiente, hizo un viaje a Alcalá, donde se unió a la Orden Tercera de San Francisco. En 1614, publicó «Viaje del Parnaso».
En 1615, se mudó por última vez y publicó la «Segunda parte del ingenioso caballero don Quijote de la Mancha». Poco después, enfermó gravemente y, en abril de 1616, hizo votos definitivos en la Orden Tercera. Poco después de recibir los sacramentos finales y escribir la dedicatoria de su última obra, «Persiles», Miguel de Cervantes falleció. Fue enterrado en el convento de las Trinitarias Descalzas.
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