La Verdad acerca de las Excusas

La Verdad Detrás de las Excusas

Una vez oí a un aclamado autor afirmar que no existe motivo suficientemente grande para esgrimir una excusa. «No necesitas darlas a tus amigos, porque ellos no las requieren, y tus adversarios no las creerán, así que ¿por qué ofrecerlas?». Sin embargo, constantemente oímos a la gente ofrecer razones por todo: por tardanzas, olvidos, falta de ejercicio, o por no alcanzar metas económicas o de salud.

Las excusas, en esencia, son intentos de justificar acciones que no cumplieron con un estándar deseado. ¿Cuántos conocen a alguien que, al tratar de justificar un error, apunta con el dedo culpando a otros?

La realidad es que muchos tienen un repertorio variado de justificaciones, mitos y alegatos que desplazan la responsabilidad de sus acciones hacia factores externos. La mediocridad, en su perspectiva, surge debido a la discriminación, a sistemas defectuosos, a la falta de apoyo familiar o amistoso, o simplemente por la ausencia de oportunidades. Algunos culpan a la suerte, otros a la economía o a la política, y aún otros a circunstancias globales.

No faltan aquellos que responsabilizan a fuerzas divinas por sus infortunios. Los cínicos afirman que «es más importante a quién conoces que lo que sabes». Los resignados creen que «si algo debe suceder, sucederá» o que «lo esencial es participar, no ganar». En resumen, estas personas ven sus reveses como si hubiera una conjura en su contra.

La verdad subyacente es que resulta fácil justificar nuestra complacencia y señalar a otros por nuestros deslices, especialmente si no asumimos plenamente la responsabilidad de nuestro bienestar y logros. Luego de años esperando que otros nos brinden felicidad, o de culpar circunstancias desde la comodidad de nuestros hogares, nos enfrentamos a un paradigma fundamental sobre el éxito en tiempos modernos: Aceptar un 100% de la responsabilidad por nuestras vidas. Esta mentalidad empodera, expande horizontes y compromete inquebrantablemente con nuestros propósitos. Al adoptarla, trazas la senda hacia la realización de tus ambiciones.

Como lo expresó el poeta Amado Nervo, «porque al mirar mi camino, descubro que fui el arquitecto de mi destino».