La Estrella que Guía
La Estrella que Guía. Mientras caminaba por la playa, las huellas que dejaba tras él reflejaban su pesar y la introspección que lo envolvía. Mirando al horizonte, las olas parecían bañadas en melancolía. En ese instante, se cuestionaba el propósito y los logros de su vida.
A pesar de sus altibajos, de sus victorias y derrotas, de haber sentido el amor y también su pérdida, se sentía abrumado por el peso de las decisiones pasadas y las incertidumbres del futuro. En medio de sus pensamientos, casi tropieza con un anciano sentado frente al mar, cuya mirada penetrante y serena parecía contener los misterios del universo.
Desconcertado por la intensidad de la mirada del anciano, buscó entablar conversación. Pero el silencio del viejo lo desconcertaba aún más, sintiéndose aún más expuesto y vulnerable. Ante su insistencia, el anciano dibujó en la arena una estrella que, de alguna forma mística, parecía cobrar vida y se dirigía hacia el mar. Impulsivamente, siguió la estrella, perdiéndose en la inmensidad del océano y sintiendo que su vida estaba llegando a su fin.
Sin embargo, justo cuando pensaba que todo estaba perdido, una mano firme lo rescató y lo trajo de regreso a tierra. Buscó a su salvador, pero solo encontró al viejo, cuyo abrazo le dio consuelo y claridad.
El mensaje era claro: para dar sentido a nuestra vida, debemos encontrar nuestra pasión, ese sueño o propósito que ilumina nuestro camino. Es esa estrella interna, ese fuego que nos impulsa y da significado a nuestra existencia. Es la chispa que, incluso en los momentos más oscuros, nos guía y nos da la fuerza para continuar. Es la pasión que reside en el corazón de cada uno de nosotros.