Hablamos y hablamos y no nos entendemos

Hablamos y hablamos y no nos entendemos

Hablamos y hablamos y no nos entendemos. Uno de los mayores tropiezos de los seres humanos es que no sabemos comunicarnos. En ocasiones hablamos con alguien de asuntos en apariencia triviales, y terminamos en discusiones sin sentido. O en otros casos hablamos y hablamos pero quienes nos escuchan quedan más perplejos. No nos entienden porque no nos expresamos claramente.

¿Cuántos buenos momentos hemos arruinado porque no usamos las palabras apropiadas o porque quizá no sabemos sugerir, aclarar o decir algo? Infinidad. Haga un breve análisis y descubrirá que si nos comunicáramos mejor, los resultados serían más satisfactorios.

Principios para comunicarnos eficazmente

  1. Guarde silencio cuando haya cosas que es mejor no compartir con los demás. Tras discusiones imprevistas, quienes considerábamos amigos terminan revelando cosas muy personales que algún día les confiamos. Hay momentos en que lo más sabio es callar.
  2. No se inmiscuya en discusiones con personas intolerantes e irracionales. Discutir con alguien que considera tener la razón siempre, que no admite errores, es tiempo perdido.
  3. No se involucre en conversaciones donde se critica o planea el mal contra su prójimo. Lo más prudente es alejarse de estas charlas que antes que edificar, destruyen.
  4. Cuando se altere por alguna circunstancia, guarde silencio. No imagina la gran cantidad de personas que, apenas se enojan, dicen cosas de las que luego se arrepienten. Recuerde que es mejor callar que ofender a quienes están próximos a usted.
  5. Si alguien está gritando, guarde la calma y conteste en tono bajo. Cuando no respondemos con la misma agresividad, quien está discutiendo se percata de que no hay agresividad en nuestras palabras. Hable despacio, cuidando cada palabra, es probable que abra puertas para solucionar conflictos.

El arte de relacionarse bien con los demás

¿Quién no conoce a alguien que se muestra siempre tolerante y no hiere a nadie a pesar de que acostumbra decir lo que piensa?. Además, esta persona admirada por casi todos resulta sensata, convincente y persuasiva.

Estos superdotados de las relaciones humanas despiertan nuestra envidia y a veces nos gustaría imitarles, pero no sabemos hacerlo. Algunos tienen estas habilidades de forma natural, casi innata, y las aplican cotidianamente sin esfuerzo alguno. Pero ello no nos debe desanimar, porque el más común de los mortales puede también aprender a comunicarse mejor.

Si cultivamos y dominamos estas habilidades podremos conseguir una mejor comunicación en todos los ámbitos de nuestras vidas.

El lenguaje no verbal

Comencemos por la expresión de la cara. El rostro expresa las seis emociones fundamentales: miedo, rabia, desprecio, alegría, tristeza y sorpresa. Y hay tres zonas de la cara que representan estas emociones: la frente con las cejas, los ojos y la zona inferior de la cara.

La mirada. Mirar a los ojos o a la zona superior de la cara ayuda a establecer el contacto y dependiendo de cómo sean esas miradas se expresan las emociones: se considera más cercanas a las personas que miran más a su interlocutor, pero no si es de forma fija y dominante. Y mirar poco puede ser signo de timidez.

La sonrisa casi siempre denota cercanía, suaviza tensiones y facilita la comunicación. Pero si el gesto sonriente expresa ironía o escepticismo puede manifestar rechazo, indiferencia o incredulidad.

La postura corporal. Los gestos del cuerpo expresan cómo se siente interiormente la persona según sea su manera de sentarse, de caminar. Se pueden trasmitir escepticismo (encogiéndose de hombros), agresividad (apretando los puños), indiferencia (sentándonos casi tumbados cuando alguien nos habla). La distancia física entre personas que se comunican también indica la proximidad emocional entre esos individuos. Dos cuerpos cercanos expresan proximidad afectiva. Un cuerpo contraído expresa decaimiento y falta de confianza en uno mismo; y un cuerpo expandido, todo lo contrario.

Los gestos. Los que se producen con las manos y la cabeza acompañan y enfatizan lo que se comunica con la palabra o el silencio.

La voz acompaña, y más de lo que pensamos, a la palabra

Las mismas palabras con entonación diferente trasmiten sentimientos tan distintos como ironía, ira, excitación, sorpresa o desinterés. Un tono monótono es señal de abatimiento o depresión. Una conversación que se mantiene siempre en el mismo tono resulta aburrida y suscita poco interés. Se hace oír más, comunica mejor, la persona que juega con las modulaciones de voz a lo largo de su charla. El tono, que tan poco cuidamos normalmente, es a veces tan importante como el propio contenido de nuestras palabras.

Un volumen alto de voz expresa seguridad y dominio de la situación, pero cuando se eleva demasiado puede suscitar rechazo y connotar agresividad. El volumen bajo, por su parte, puede sugerir estados de ánimo como debilidad o falta de confianza en uno mismo pero también confidencialidad y cercanía.

Todos estos elementos facilitan la comunicación en cuanto a la relación y la solución de problemas con otras personas.