Habla Antes de que Sea Tarde
Habla Antes de que Sea Tarde. Con frecuencia escucho frases así cuando alguien busca consuelo tras perder a un ser querido. Lamentan oportunidades perdidas y momentos no aprovechados.
Lamentablemente, los pensamientos de «debí haber dicho, hecho o mostrado» emergen cuando ya no hay vuelta atrás en esta vida.
A menudo, las palabras no dichas encuentran su espacio en los funerales. Pero, es doloroso reconocer que, a pesar de nuestro deseo de retroceder el tiempo, este ya ha avanzado demasiado.
Es notable que, cuando en conferencias pregunto quién ha expresado sus sentimientos a sus seres amados, pocos asienten. Algunos me responden «Me siento absurdo haciéndolo», «No quiero que se crea superior», o «Elegiré otro momento».
¿No es mejor correr el riesgo de parecer absurdo o de no elegir el momento perfecto que luego arrepentirnos por no haber hablado?
Anamaría Rabatté nos dice: “En vida, amigo, en vida”. Nos anima a, en lugar de solo recordar a los que se han ido, celebrar a los vivos todos los días.
Festejemos el acto de decir «te quiero» sin temor a ser sentimentales, de agradecer sin sentirnos vulnerables, de expresar nuestra necesidad sin miedo a perder el orgullo, y de pedir disculpas sin sentirnos derrotados.
San Maximiliano Kolbe nos recuerda: “Vive como si este día fuera el último, porque el mañana es incierto, el ayer ya pasó y solo el presente te pertenece”.
Valora y honra a quienes encuentres en tu camino. Exprésales tus sentimientos y pensamientos. Sé genuino. No se trata de ser meloso, sino de vivir el presente sin dejar asuntos inconclusos.
Estás a una carta, una llamada o una conversación de hacerlo. Habla antes de que sea tarde.
«La muerte nos reta a no desperdiciar el tiempo… a expresar nuestro amor ahora».
“Tenía tanto por decir… pero ya no está. Ahora solo puedo imaginar qué hubiera sido”.