frases de theodor adorno

Frases de Theodor Adorno

Frases de Theodor Adorno, filósofo alemán de origen judío, representante de la Escuela de Fráncfort y de la teoría crítica de inspiración marxista. Su teoría crítica permite descubrir aquellos estigmas de la historia de la cultura en los momentos más triviales.

 

 

Frases de Theodor Adorno

 

 

Ser condescendiente y no tenerse en gran estima son la misma cosa.

La negatividad, afirma la posibilidad de lo mejor. La desconfianza está justificada frente a todo lo despreocupado y espontáneo, frente a todo dejarse llevar que suponga docilidad ante la prepotencia de lo existente.

Ningún pensamiento es inmune a su comunicación, y es ya más que suficiente expresarlo fuera de lugar o en forma equívoca para rebajar su verdad.

Sólo con quien te ama puedes mostrarte débil sin provocar una reacción de fuerza.

El encadenamiento de la vida al proceso de la producción impone a cada cual de forma humillante un aislamiento y una soledad que nos inclinamos a tener por cosa de nuestra independientes elección.

Las pequeñas alegrías, las manifestaciones de la vida que parecen exentas de la responsabilidad de todo reflexionar, no sólo tienen un momento de obstinada necedad, de tenaz ceguera, sino que además se ponen inmediatamente al servicio de su extrema antítesis.

Disponer de una infancia mágica es la fuerza del débil.

“La fuerza de la obra maestra es tal que hace innecesario el marco.

Hasta la más inocente admiración por lo bello se convierte en excusa de la ignorancia de la existencia.

La mentira, que una vez fue un medio liberal de comunicación, se ha convertido hoy en una más entre las técnicas de la desvergüenza con cuya ayuda cada individuo extiende en torno a sí la frialdad a cuyo amparo puede prosperar.

Toda obra de arte es un instante; toda obra de arte conseguida es una adquisición, un momentáneo detenerse del proceso, al manifestarse éste al ojo que lo contempla. Si las obras de arte son respuestas a sus propias preguntas, también se convierten ellas por este hecho en preguntas.

Ha llegado a ser evidente que nada referente al arte es evidente: ni en él mismo, ni en su relación con la totalidad, ni siquiera en su derecho a la existencia.

La alegría del arte es lo contrario, si se quiere, de aquello que se tiene tendencia a ver: no es su contenido sino su modo de acción, el hecho abstracto de que se trata de arte en sí, que se regocija ante aquello a quien demuestra poder.