Frases de Luis de Góngora
Frases de Luis de Góngora. Un poeta y dramaturgo español del Siglo de Oro, máximo exponente de la corriente literaria conocida más tarde, y con simplificación perpetuada a lo largo de siglos, como culteranismo o gongorismo, cuya obra será imitada a lo largo de los siglos en Europa y América.
Frases de Luis de Góngora
Esto de enmendar costumbres es peligroso y violentoArroyo, ¿en qué ha de parar tanto anhelar y subir? acabar sin caudales y sin nombres, para ejemplo de los hombresQue junte un rico avariento los doblones ciento a ciento bien puede ser; mas que el sucesor gentil no los gaste mil a mil, no puede serYa no canto, madre, y si canto yo, muy tristes endechas mis canciones son; porque el que se fue, con lo que llevó, se dejó el silencio, y llevó la vozVenus hipócrita es. La fuente deja el narciso que no es poco para él, y ya no se mira a sí, admirando lo que veLlorando la ausencia del galán traidor la halla la luna y la deja el sol, añadiendo siempre pasión a pasión, memoria a memoria, dolor a dolorArgos es siempre atento a su semblante, lince penetrador de lo que piensa, cíñalo bronce o mírelo diamante, que en sus paladiones amor ciego, sin romper muros introduce fuegoMira que la edad miente, mira que del almendro más lozano parca es interior breve gusanoCelosa estás, la niña, celosa estás de aquel dichoso, pues lo buscas, ciego, pues no te veY por vida de tus ojos, que son de mis ojos vida, que nuestra amistad despida cualquiera ocasión de enojosDame ya, sagrado mar, a mis demandas respuesta, que bien puedes, si es verdad que las aguas tienen lenguasMal te perdonarán a ti las horasLa vida es ciervo herido que las flechas le dan alas
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Serénense tus ojos, y más perlas no des, porque al sol le está mal lo que a la aurora bienTraten otros del gobierno
del mundo y sus monarquías,
mientras gobiernan mis días
mantequillas y pan tierno,
y las mañanas de invierno
naranjada y aguardiente…
Y ríase la genteSi basta un solo cabello para atar mi voluntad, sin que haya necesidad de echarme cadena al cuelloComo consulta la dama
con el espejo su tez,
¿no consultará una vez
con la honestidad su fama?Pasos de un peregrino son, errante, cuantos me dictó versos dulce musa en soledad confusa, perdidos unos, otros inspiradosQue se emplee el que es discreto
en hacer un buen soneto,
bien puede ser.
el que en hacer dos se emplea
no puede serLas flores a las personas ciertos ejemplos les den; que puede ser yermo hoy el que fue jardín ayerA batallas de amor, campo de plumaQue sea médico más grave
quien más aforismos sabe,
bien puede ser;
mas que no sea más experto
el que más hubiere muerto,
no puede serLas palabras, cera; las obras, aceroManda amor en su fatiga
que se sienta y no se diga;
pero a mi más me contenta
que se diga y no se sientaEl mayor fiscal de mis obras soy yoPor cuerdo te juzgaba, aunque poetaLas horas que limando están los días que royendo están los añosComo aré y sembré cogí
Aré un alterado mar,
sembré en estéril arena,
cogí vergüenza y afánCuando cubra las montañas
de blanca nieve el enero,
tenga yo lleno el brasero
de bellotas y castañas,
y quien las dulces patrañas
del rey que rabió me cuente…
Y ríase la gente