Frases de Charles Baudelaire

Frases de Charles Baudelaire

Frases de Charles Baudelaire. Fue un poeta, ensayista, crítico de arte y traductor francés.

Frases de Charles Baudelaire

¿Qué le importa la condena eterna a quien ha encontrado por un segundo lo infinito del goce?

El genio no es más que la infancia recuperada a voluntad

Las naciones son como ciertas familias; sólo a pesar suyo tienen grandes hombres

Que procedas del cielo o del infierno, qué importa,
¡Oh, Belleza! ¡monstruo enorme, horroroso, ingenuo!
Si tu mirada, tu sonrisa, tu pie me abren la puerta
De un infinito que amo y jamás he conocido

Lo bello es siempre raro. Lo que no es ligeramente deforme presenta un aspecto inservible

Consentir que nos condecoren es reconocer al Estado o al principe el derecho de juzgarnos, ilustrarnos, etc

El gusto de la concentranción productora debe reemplazar, en un hombre ya maduro, al gusto de la desperdigación

¡Ay los vicios humanos! Son ellos los que contienen la prueba de nuestro amor por el infinito

Esa necesidad de olvidar su yo en la carne extraña, es lo que el hombre llama noblemente necesidad de amar

Una gran sonrisa es un bello rostro de gigante

La irregularidad, es decir, lo inesperado, la sorpresa o el estupor son elementos esenciales y característicos de la belleza

Espantoso juego del amor, en el cual es preciso que uno de ambos jugadores pierda el gobierno de sí mismo

Para no ser los esclavos martirizados del tiempo, embriagaos, ¡embriagaros sin cesar! con vino, poesía o virtud, a vuestra guisa

Dios es el único ser que para reinar no tuvo ni siquiera necesidad de existir

Habría que añadir dos derechos a la lista de derechos del hombre: El derecho al desorden y el derecho a marcharse

El Odio es un borracho al fondo de una taberna, que constantemente renueva su sed con la bebida

La fatalidad posee una cierta elasticidad que se suele llamar libertad humana

La vida es un hospital donde cada enfermo está poseído por el deseo de cambiar de cama

No se puede olvidar el tiempo más que sirviéndose de él

Lo que hay de embriagador en el mal gusto es el placer aristocrático de desagradar