Frases de Carlos V
Carlos V (Vincennes, 22 de enero de 1338 – Nogent-sur-Marne, 16 de septiembre de 1380), llamado el Sabio , fue un monarca de la dinastía Valois; gobernó como rey de Francia desde 1364 hasta su muerte. Hijo primogénito del rey Juan el Bueno y de Bona de Luxemburgo.
Frases de Carlos V
El hombre es tantas veces hombre cuanto es el número de lenguas que ha aprendido.
No importa que no me entendáis. Que yo estoy hablando en mi lengua española, que es tan bella y noble que debería ser conocida por toda la cristiandad.
La razón de Estado no se ha de oponer al estado de la razón.
Hablo en italiano con los embajadores; en francés, con las mujeres; en alemán con los soldados; en inglés con los caballos y en español con Dios.
En mis dominios nunca se oculta el sol.
Gran vergüenza y afrenta nuestra es, que un sólo fraile (Martín Lutero), contra Dios, errado en su opinión contra toda la Cristiandad, así del tiempo pasado de mil años ha, y más como del presente, nos quiera pervertir y hacer conocer, según su opinión, que toda la dicha Cristiandad seria y habría estado todas horas en error. Por lo cual, Yo estoy determinado a emplear mis Reinos y señoríos, mis amigos, mi cuerpo, mi sangre, mi vida y mi alma.
Esta historia es la que yo hice en romance…
Daréis, hijo, las audiencias necesarias y seréis blando en vuestras respuestas y paciente en el oír, y también habéis de tener horas para ser entre la gente visto y platicado.
Ante todas cosas, habéis menester determinaros en dos cosas; la una y principal: tener siempre a Dios delante de vuestros ojos, y ofrecerle todos los trabajos y cuidados que habéis de pasar, y sacrificaros y estar muy pronto a ellos; y lo otro, creer y ser sujeto a todo buen consejo.
Bien sé, hijo, que otras muchas cosas os podría y debería decir. De las que podría, no hacen por ahora al caso… las que debería están tan oscuras y dudosas que no sé cómo decirlas ni que os debo aconsejar sobre ellas ,porque están llenas de confusiones y contradicciones, o por los negocios o por la conciencia.
La moderación es siempre la táctica preferible.
Yo no hago guerra a los muertos, descanse en paz; ya está delante de su juez.
La suerte es una cortesana que reserva sus favores para los jóvenes.