Nos preguntamos, a menudo con una mezcla de temor y asombro, si todas nuestras preocupaciones, nuestra dedicación incansable y nuestra entrega a nuestras pasiones y obligaciones realmente valieron la pena. ¿Fue prudente invertir tanto de nosotros mismos en la búsqueda de metas y sueños? En medio de la turbulencia, tanto literal como metafórica, estas preguntas pueden parecer abrumadoras.
Sin embargo, quiero transmitir un mensaje de afirmación y esperanza. Sí, todas esas preocupaciones, todo ese esfuerzo, y toda esa dedicación valieron la pena. En cada momento de nuestras vidas, actuamos según nuestra comprensión y conocimiento de ese momento. Nuestras acciones, decisiones y pensamientos están arraigados en nuestra verdad existencial del momento, en nuestro propósito de vida tal como lo entendemos en ese entonces. A menudo somos críticos con nosotros mismos, reflexionando sobre lo que sucedió, lo que podría haber sido y no fue. Sin embargo, la realidad es que en cada uno de esos momentos, hicimos lo mejor que pudimos con la información y las habilidades que teníamos.
Si hubiéramos sabido mejor, habríamos actuado de manera diferente. Pero la vida no es una ciencia exacta, y nuestro camino está lleno de aprendizajes y descubrimientos. Cada paso, cada decisión y cada pensamiento que hemos tenido ha contribuido a nuestra historia única, forjando nuestro carácter y nuestra comprensión del mundo. Así que, incluso en medio de la incertidumbre y el miedo, podemos encontrar consuelo en saber que hemos vivido según nuestras verdades, hemos aprendido de nuestros errores y hemos crecido a partir de nuestras experiencias. La vida, con todas sus incertidumbres y sorpresas, sigue siendo un viaje valioso y significativo.