el ayer ya conluyó

El ayer ya concluyó

 

El ayer ya concluyó, culminó con la noche. El éxito en la vida de las personas se consigue centrando la atención en el presente, en el hoy. Puede sonar cliché, pero el hoy es el único tiempo del que disponemos.

Ya es muy tarde para cambiar el ayer y no podemos depender del mañana. Es por esto que el presente es fundamental. Frecuentemente, olvidamos esto, ¿por qué? Porque tendemos a magnificar el pasado.

Nuestros logros y desaciertos previos a menudo parecen más significativos en retrospectiva de lo que realmente fueron.

Existen individuos que jamás dejan atrás sus éxitos pasados. Algunos, como antiguas estrellas del deporte o figuras destacadas, miran a sus días dorados y se definen por esos momentos durante muchos años.

Hay quien obtiene una patente y puede vivir de ella el resto de su vida, un empleado se estanca tras ser reconocido como el mejor del año.

¿La razón?

Porque opta por rememorar sus días de gloria en lugar de esforzarse por volver a alcanzar la cumbre.

Peor aún son aquellos que magnifican lo que pudieron haber logrado. Aseguran que “eran mejores en el pasado”. Es un fenómeno interesante: individuos que creen que podrían haber sido grandes si hubieran tenido la oportunidad. Cualquier oportunidad no aprovechada parece valiosa cuando ya es tarde.

También están quienes permiten que experiencias negativas moldeen su vida. Reviven rechazos, fracasos, y heridas y dejan que estos sucesos los paralicen emocionalmente.

Durante años, mantuve un cartel que decía: “Ayer terminó anoche”, un recordatorio de que cada día es una nueva oportunidad, independientemente de los fracasos o logros previos.

Subestimamos el mañana

¿Cómo ve el futuro? ¿Espera mejoría o decadencia? Si es como la mayoría, espera tiempos mejores. Pero, ¿en base a qué? Esperar un mejor futuro sin trabajar hoy es como un agricultor que espera cosecha sin sembrar.

Subestimamos el hoy

El tiempo es de lo que está hecha la vida, como decía Benjamín Franklin. Por eso, cada momento es crucial.

Un amigo compartió un poema conmigo que decía que hoy es lo más importante y es un regalo de Dios. Debemos identificar lo importante y actuar.

Si queremos trascender, el foco debe estar en el hoy, pues allí radica el éxito futuro. Pero, ¿cómo se conquista el hoy? Todo se reduce a las acciones diarias. Es aquí donde se encuentra el éxito del mañana. ¿Cómo se asegura un buen día hoy en lugar de uno desorganizado? Aquí está la clave: “El secreto de tu éxito está determinado por tu agenda diaria”. Todo se resume en lo que decides hacer hoy.