¿Deseas optimizar la forma en que te comunicas?

¿Deseas optimizar la forma en que te comunicas?

¿Deseas optimizar la forma en que te comunicas? es la pregunta que te hacemos.

Cuando te comunicas con debilidad y sin compromiso con los demás, el primero que no te crees eres tú mismo. Empieza ya, a mejorar la relación con los demás y por supuesto contigo mismo. El orden de las fórmulas mágicas no es importante, en cambio si lo es, el método persistente y repetitivo que dispongas a partir de este momento, para que tu comunicación mejore de manera significativa.

Las cinco fórmulas mágicas que cambiarán tu vida

1. Borra del inventario las palabras que has venido utilizando, tales como el término hubiera. Cada vez que mencionas esta palabra, golpeas directa o indirectamente tu autoestima; te invito a una reflexión breve: arma una frase con la palabra hubiera, que tenga sentido positivo, constructivo o entusiasta en sí misma. Lo más seguro es que no logres encontrarla, porque precisamente, hubiera sido muy bueno que tu hubieras podido elaborar una frase positiva incluyendo la palabra hubiera.

Cuando dices hubiera, tu interlocutor piensa de ti algo parecido a pobrecito, no controla ni su vida, ni sus acciones, vive del arrepentimiento, no se acepta. Para vivir una vida comprometida, entusiasta, positiva y llena de éxito, puedes borrarla de una vez por todas, tu vida brillará mucho más que antes.

2. Cancela de tu vida la costumbre de utilizar equivocadamente la palabra culpa. Desde mi perspectiva, que te invito a compartir, la palabra culpa debe ser utilizada solamente en los estrados judiciales, por razón de su lenguaje. En relaciones humanas, la palabra culpa debe ser sustituida por responsabilidad. Veamos por qué: cuando a alguien se le atribuye alguna culpa, no hay acciones que se desencadenen, sencillamente se asume la culpa y ya está; en cambio si por el mismo evento o ante la misma situación se le asigna responsabilidad, quien la menciona o quien es responsable, inicia un proceso automático de respuesta, empieza a solucionar la situación. Ponla en práctica y tu vida mejorará, vendrá a ti una vida más exitosa.

3. Cuando hables acerca de ti, has claridad que es precisamente de ti de quien estás hablando o a quien te estas refiriendo. Reemplaza el mal acostumbrado uno como cuando dices es que uno piensa… o es que uno decide.. Dale poder a tu palabra a través del pronombre yo, tan valioso. Entonces podrás decir: Es que yo pienso que o es que yo decido que. Algunos dirán que utilizan el uno porque se refieren a sí mismos y a los demás, y estoy de acuerdo si te vas a referir a los demás entre los cuales estás incluido, entonces debes decir nosotros. ¿De qué se trata todo esto? Precisamente de darle una fuerza impresionante a tu lenguaje, decide cambiar ahora mismo y verás que el primer sorprendido serás tu mismo.

4. Revisa de qué forma estás utilizando el verbo poder. Es común encontrar que este verbo, poderoso en sí mismo, pero también utilizado como excusa ante diversas situaciones de la vida, remplaza a uno mucho más poderoso que es el verbo querer. Cuántas veces has evadido tu responsabilidad, al decir cosas como: es que no pude asistir al evento, yo hice lo posible pero no pude realizar el trabajo aunque salí temprano no pude llegar a la cita y otras que se repiten a diario. Veamos como suenan cuando utilizamos el verbo correcto, el verbo querer: es que no quise asistir al evento yo hice lo posible pero no quise realizar el trabajo no quise llegar a la cita, por lo tanto salí tarde. Vale añadir aquí que querer es poder. Cabe anotar que en realidad no es posible remplazar un poder por querer todas las veces, pero si en muchas de ellas, puedes, si lo eliges, empezar a practicarlo, verás que tu vida se transforma, se hace aún más positiva.

5. Esta quinta fórmula es la más importante de todas: cuando te comuniques hazlo con amor, con paciencia, tolerancia, entendiendo que los demás están por fuera de tu cabeza. Comunícate con amor, en realidad la fórmula fantástica es: si te vas a comunicar, asegúrate de imprimir una enorme dosis de amor a tus palabras, si no, no lo hagas. Por eso, cuando tengas dificultad para pronunciar palabras amorosas, calla; cuando la ira se haya acomodado en tu corazón, calla; cuando se desborde la impaciencia o la tolerancia, calla. No tienes que dejar de comunicarte, pues tienes una herramienta a mano: ESCRIBE. Entrégate un regalo que podrás irradiar en todos aquellos que te rodean: comunícate con amor.

Elimina de tu vocabulario términos insulsos, sin sentido, de bajo poder, que disminuyen notoriamente el compromiso que debe incluir tu comunicación: Me refiero a lo que quiero decir es como que, tal vez, más o menos, a lo mejor, de pronto. Si tu decides suprimir estas palabras de tu comunicación, habrás ganado instantáneamente.

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