Cuando personas íntimamente vinculadas discuten

Cuando personas íntimamente vinculadas discuten

 

Cuando personas íntimamente vinculadas discuten, no solo están afectando sus propios sentimientos, sino también el núcleo de su relación. La comunicación es el pilar de toda relación, mientras que las discusiones pueden corroerla. La cercanía hace que sea más sencillo herir o ser herido.

Sería útil para las parejas adoptar un principio simple: eviten discutir. Entre dos personas que no tienen un vínculo emocional o sexual, es más sencillo mantener una discusión objetiva. Sin embargo, cuando existe un lazo emocional y sexual, cualquier diferencia puede ser tomada de manera personal.

En lugar de discutir, considera ponderar los pros y contras. Puedes negociar sin tener que entrar en conflicto. Es viable ser honesto y manifestar desacuerdos sin necesidad de discutir. Algunas parejas están en un constante conflicto, lo que va minando su cariño mutuo. Otras, evitan el conflicto a toda costa, alejándose de sus verdaderos sentimientos. Mientras una pareja está en un conflicto abierto, la otra se encuentra en una tensión pasiva.

El equilibrio entre estos extremos es crucial. Mediante una comunicación efectiva, es posible sortear los desacuerdos sin reprimir los sentimientos.

¿Qué sucede durante una discusión?

Si no entendemos las diferencias individuales, es fácil entrar en discusiones que dañen a ambos. La clave para evitar estos conflictos es comunicarse con empatía y respeto. Más que las diferencias en sí, es cómo se expresan lo que puede causar heridas. Una discusión no tiene que ser dañina; puede ser un intercambio constructivo que resalte diferencias y desacuerdos, que son naturales en cualquier relación.

A menudo, las parejas empiezan discutiendo sobre un tema y rápidamente se ven inmersas en cómo lo están discutiendo. Este giro puede hacer que un desacuerdo menor se transforme en un conflicto significativo. La solución es ajustar nuestra perspectiva para comprender y valorar la del otro. Pero, para hacerlo, es esencial sentirse valorado y respetado por la otra persona.

La proximidad con alguien puede complicar la objetividad al escuchar sus opiniones, especialmente cuando hay desacuerdo. Para defendernos de sentirnos menospreciados, podemos activar barreras que nos impiden ver el punto de vista del otro, incluso cuando pueda tener sentido. La clave es mantener el respeto mutuo, incluso en desacuerdo.