Corramos con los Gigantes

Corramos junto a los Gigantes

 

Corramos junto a los Gigantes. Suelo expresar que la vida se asemeja a un maratón, pero, en realidad, creo que es un desafío aún mayor. Cuando los atletas se posicionan en la pista para un maratón, saben que la meta está exactamente a cuarenta y dos kilómetros. Para los corredores excepcionales, la meta la alcanzan aproximadamente en dos horas y diez minutos.

Antes de iniciar, tienen una estimación de cuánto tiempo les llevará completar la carrera. Y aunque corren principalmente en caminos abiertos, muchas veces la ruta concluye en un estadio repleto de aficionados que los animan. La carrera de la vida es muy distinta, ya que uno desconoce dónde está la meta hasta que efectivamente la cruza. Al redactar esto, he corrido la carrera de mi vida por cinco décadas y media.

Ignoro dónde y cuándo concluirá mi carrera, pero supongo que me encuentro en alguna parte de la segunda mitad de ella. Quizás tú estés cerca del inicio de tu carrera, o tal vez estés próximo a la meta, pero eres consciente de que estás en la carrera. Cuando leo que estamos «rodeados de una multitud tan grande de testigos» y que «corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante» (Hebreos 12:1), me visualizo corriendo en un estadio repleto con los gigantes de la fe. No obstante, a diferencia de la Olimpiada, no estoy ingresando al estadio para concluir la carrera. Me encuentro en medio de la carrera para recibir el aliento de aquellos de fe que me observan correr. Únete a mí. Podemos entrar juntos al estadio.

Mientras corremos un tiempo en la pista ovalada, podemos absorber la energía de la multitud. Nos motivan a correr más veloz y con mayor confianza, no solo dentro del estadio, sino también fuera, en el camino libre. Y eso nos fortalecerá y nos mantendrá corriendo hasta que el Creador nos indique que hemos terminado.

Al entrar tú y yo al estadio y empezar nuestra primera vuelta en la pista, vemos a un anciano que se levanta para saludarnos. Su rostro muestra el paso del tiempo, sus manos son delgadas y camina con cierta dificultad. Es más anciano que cualquier otro ser humano que hayamos conocido. A medida que nos acercamos a él, nos sorprende ver que logra caer a nuestro paso. Se gira y nos dice: «Una persona puede marcar la diferencia». Añade: «Lo sé porque cuando Dios decidió destruir la tierra con agua, hizo un pacto conmigo para que la humanidad no pereciera» (Génesis 8:21). Reconocemos, evidentemente, que es Noé. La Biblia relata que vivió novecientos cincuenta años, un logro considerable. Sin embargo, no se compara a cómo vivió su vida. Su rectitud salvó a la humanidad de la extinción.

El libro de Génesis describe la situación del mundo en tiempos de Noé. Revela que al ver el Señor la gran maldad del ser humano en la tierra, y que todos sus pensamientos se inclinaban siempre hacia el mal, se arrepintió de haber creado al ser humano, y sintió tristeza en su corazón. Entonces, anunció: «Borraré de la tierra al ser humano que creé, junto con los animales, los reptiles y las aves del cielo. ¡Me arrepiento de haberlos creado!» Pero Noé halló gracia ante los ojos del Señor. (6:5-8, énfasis añadido) Corriendo junto a Noé, él nos brinda palabras alentadoras, mostrándonos cinco formas en que podemos hacer la diferencia, afirmando que:

  1. Puedes marcar la diferencia por tu familia
    • Viviendo una vida de integridad y obediencia a Dios, siempre poseemos el potencial de influir positivamente en los demás. No siempre lo percibimos mientras luchamos la buena batalla, pero sucede de igual manera.
    • Dios eligió a Noé para construir un arca debido a su forma de vida. Afortunadamente, su obediencia no solo le benefició a él sino también a su familia. Génesis 7:1 afirma: «Entra en el arca, tú y toda tu familia, porque he visto que eres justo delante de mí en esta generación». Tus seres queridos se benefician más cuando haces lo correcto.
  2. Puedes marcar la diferencia por la creación de Dios
    • Nadie volverá a tener el rol tan especial que tuvo Noé, pero no necesitas ser un Noé para destacarte en tu entorno. Cada uno de nosotros puede dejar el lugar en que está mejor de lo que lo encontró. Reflexiona en cómo puedes mejorar tu pequeño rincón del mundo.
  3. Puedes marcar la diferencia por las generaciones futuras
    • En una ocasión, un joven observó a un octogenario plantando un huerto de manzanos. El anciano preparaba la tierra y plantaba los pequeños esquejes con amor y cuidado. Tras observarlo un rato, el joven comentó: «Usted no espera comer manzanas de esos árboles, ¿verdad?» A lo que el anciano respondió: «No, pero alguien lo hará».
    • Tus acciones beneficiarán a quienes te sucedan. Gracias al pacto de Dios con Noé, tenemos la certeza de que no enfrentamos el riesgo de una destrucción mundial por un diluvio. La gente sigue beneficiándose de la vida de un hombre justo. De la misma manera, tú y yo podemos beneficiar a las generaciones futuras. Al servir e influenciar positivamente a las personas, y alentarlas a hacer lo mismo, generas un impacto que perdurará más allá de tu vida.
  4. Puedes marcar la diferencia por Dios
    • A menudo no somos conscientes de nuestra importancia para Dios. Las Escrituras expresan: «Porque los ojos del Señor recorren toda la tierra para fortalecer a quienes lo buscan de todo corazón» (2 Crónicas 16:9). Dios siempre busca a alguien que interceda por Él y desea colaborar con quienes lo aman.
    • Tal fue el caso de Noé. Dios se sintió decepcionado por la humanidad que creó. No obstante, Noé se destacó como una luz en medio de la oscuridad. En sus momentos más oscuros, Dios busca personas que hagan lo correcto para demostrar su gracia a los demás.
  5. Puedes marcar la diferencia en momentos de crisis
    • En estos tiempos, cada día surgen nuevas crisis. Si sintonizas las noticias, encontrarás informes de desastres naturales, conflictos militares, epidemias y agitación política. Podría parecer que el mundo ha perdido su rumbo. Sin embargo, en medio del caos, Dios sigue buscando personas que hagan la diferencia.
    • Noé vivió en una época de crisis. La situación era tan desesperada que Dios decidió destruir toda la vida en la tierra y comenzar de nuevo. Aun así, en esos tiempos oscuros, Noé marcó la diferencia. A través de su obediencia y fidelidad, dio esperanza a la humanidad.

Antes de continuar con nuestro recorrido por el estadio, Noé nos sonríe y nos anima con sus palabras: «Recuerda que tu vida cuenta. Aunque no siempre lo veas, puedes marcar la diferencia. Sigue corriendo la carrera, mantén la fe y vive de manera que agrade a Dios. Al hacerlo, bendecirás a los demás y dejarás un legado duradero». Con estas palabras, Noé nos impulsa a seguir adelante, a correr con perseverancia y a vivir una vida que marque la diferencia para Dios y para los demás.

2 respuestas a «Corramos junto a los Gigantes»

  1. Hermoso mensaje, es una motivación para mi, reconocer que lo más importante es obedecer a Dios, como Noé ese gigante de la fe! Amen!

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