Comunicarse en el Núcleo Familiar
Comunicarse en el Núcleo Familiar. Durante las últimas dos décadas del siglo XX, se incorporaron a nuestro lenguaje diversos términos que nos llevan a reflexionar sobre el rumbo de los valores en nuestra sociedad actual. Expresiones como «derecho a la vida», «familias disfuncionales», «suicidio adolescente», «bebés con adicciones», y «ruptura de la familia», entre otros, resaltan una marcada crisis de valores. Estos términos sugieren un declive en la priorización de la unidad familiar, las relaciones paterno-filiales, y aspectos esenciales como el amor, el cariño y el compromiso.
Ahora, en el inicio de este nuevo siglo, se vislumbra un cambio de paradigma que busca recuperar los valores fundamentales, aquellos que se forjan y consolidan en el seno familiar. Observemos detenidamente la dinámica de las familias contemporáneas para identificar el origen de estos desafíos.
Pensemos: ¿Cuánto tiempo semanal invierte un padre promedio en una conversación amena con su hijo? Según investigaciones, apenas cinco minutos a la semana. Todos coincidimos en el invaluable significado de pasar tiempo con nuestros hijos. Entonces, ¿por qué lo hacemos tan esporádicamente?
La principal razón es que no lo vemos como algo urgente. Muchos progenitores asumen que, dado que sus hijos están siempre presentes, pueden dialogar en cualquier momento. Sin embargo, ¿cuándo se acercan realmente para conocer sus preocupaciones? Lamentablemente, a menudo, cuando ya es demasiado tarde. Si bien no podemos generalizar, es desolador constatar que, a pesar de su importancia, la comunicación familiar no se prioriza.
Y en cuanto a la comunicación entre cónyuges, ¿cuánto tiempo se dedica a una charla ininterrumpida? Investigaciones señalan un promedio de 27 minutos semanales. Aunque reconozcamos su importancia, no se percibe como urgente, postergando así esos momentos cruciales. Esta carencia comunicativa es una de las principales causas del distanciamiento y el aumento en las tasas de divorcio. Muchas veces, se olvida el valor de esos detalles simples que inicialmente nos unieron.
Mi recomendación es que evalúe la calidad y cantidad de su comunicación tanto con su pareja como con sus hijos. Comunicarse va más allá de simplemente hablar; a menudo, lo que su familia necesita es ser escuchada, que muestre interés en sus anhelos y preocupaciones, y que esté dispuesto a estar allí en buenos y malos momentos. Establecer una comunicación genuina es fundamental para fortalecer y preservar los valores familiares.