Como Perros y Gatos
Como Perros y Gatos
Los psicólogos hace tiempo que nos cuentan que la jornada de ochenta horas semanales a toda presión es mala para la salud y las relaciones de pareja. Pero ahora están dándose cuenta que también es malo para nuestra mente. Si te esfuerzas demasiado en complacer a otras personas; es difícil que llegues a conocerte a ti mismo. Una buena manera de llegar a conocerte a ti mismo es nombrar y reconocer tus sentimientos tanto los buenos como los malos; tus sueños futuros y tus necesidades.
Cuando la decepción; frustración y el enojo hacen su aparición; resulta difícil comunicarse afectivamente. Las emociones negativas son la causa principal de la pérdida de la confianza, interés, comprensión, aceptación, aprecio y respeto. En esas ocasiones, aún con la mejor intención; las conversaciones se convierten en peleas y en la mayoría de los casos, se rompe la comunicación definitivamente.
En las relaciones de pareja; las mujeres tienden inadvertidamente a echarle la culpa a los hombres y a hacerlos sentir culpables por sus acciones. En lugar de recordar que su pareja está haciendo lo mejor posible; ella podría suponer lo peor y mostrarse crítica y resentida. Cuando surgen sentimientos negativos, le resulta difícil hablar con un tono de confianza; aceptación y aprecio y no se da cuenta hasta qué punto su actitud resulta negativa y perjudicial.
Por su parte; cuando son los hombres quienes se encuentran molestos, tienden a juzgar a las mujeres y los sentimientos de éstas. En lugar de recordar que su pareja es vulnerable y sensible, el hombre se olvida de las necesidades de la mujer y actúa de forma vulgar e indiferente. Estos sentimientos negativos, le impiden hablar en forma cuidadosa, comprensiva y respetuosa; por lo que causan enormes daños a su pareja
En esos momentos hablar no resulta conveniente. Afortunadamente existe otra alternativa. En lugar de compartir verbalmente los sentimientos con la pareja; se aconseja escribir una carta, al hacerlo es posible escucharse a si mismo y evitar hacerle daño a la otra persona. Al expresarse con libertad y prestarle atención a los sentimientos propios; automáticamente se torna más cerebral y afectuoso. En el caso de los hombres, ellos se tornan más cuidadosos, comprensivos y respetuosos, mientras que las mujeres demuestran un mayor grado de confianza; aceptación y aprecio.
Plasmar en un papel los sentimientos negativos constituye una excelente manera de tomar conciencia del daño que se le puede hacer al otro y que aún es posible evitar. Además, al escribir sus emociones negativas éstas pueden aligerar la intensidad dejando espacio nuevamente para los sentimientos positivos. Al tornarse más racional; uno puede acercarse a su pareja y hablarle en forma más agradable; es decir, menos crítica y acusadora. Los resultados se verán rápidamente y las oportunidades de ser comprendido y aceptado crecerán incalculablemente.
Después de escribir la carta; es posible que la necesidad de hablar desaparezca; pero es importante aprovechar esta oportunidad para comunicarle a la pareja lo importante que es. En todo caso; el resultado será favorable; esta es la mejor manera de desahogarse y sentirse mejor, una vez todo haya sido consignado la sensación de bienestar será considerable.
Para quienes no son muy amigos de la escritura, tienen otra opción; también es posible llevar a cabo el mismo proceso en la mente. Simplemente absteniéndose de hablar y revisando mentalmente lo ocurrido, con solo imaginar lo que se dice, siente, piensa y quiere sin suprimir nada, se establece un diálogo interno que expresa toda la esencia de los sentimientos; se libera repentinamente la carga negativa. Escribir, reflexionar, analizar, sentir; y expresar los sentimientos negativos hacen que pierdan poder y le dan paso nuevamente a los sentimientos positivos.
La técnica de la carta de amor aumenta el poder y la efectividad de dicho proceso; esto no quiere decir que la mental no funcione; si se hace a conciencia cualquiera de los dos métodos será igual de efectivo.
Adaptado por www.elexito.com; de Los hombres son de Marte, las mujeres son de Venus de John Gray.
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