Christopher Reeve
Christopher Reeve nació el 25 de septiembre de 1952 en Nueva York, hijo de Franklin Reeve y Barbara Jonson.
Desde joven mostró su pasión por la actuación, debutando en el teatro en Princeton, Nueva Jersey con la obra “The Yeoman of the Guard”. Tras finalizar sus estudios en la Universidad Cornell en 1974, se sumergió en el mundo de la televisión y el teatro. Su primer papel importante en cine fue en «Gray Lady Down» en 1978, pero el estrellato le llegó interpretando al icónico Superman.
En su vida personal, tuvo una relación duradera con Gae Exton, con quien tuvo dos hijos. Posteriormente, se casó con Dana Morosini, con quien tuvo un hijo llamado Will. A lo largo de su carrera, Reeve buscó diversificar sus roles para evitar ser encasillado como Superman. Interpretó personajes diversos, desde un veterano de guerra hasta un dramaturgo.
Sin embargo, un trágico accidente en 1995, donde se cayó de un caballo, le cambió la vida, dejándolo paralizado. A pesar de su condición, continuó trabajando en la industria, dirigiendo «In the Gloaming» para HBO en 1997, que fue aclamada por la crítica y reconocida con diversos premios. Además, publicó su autobiografía «Still Me» en 1998, donde reflejaba su vida tras el accidente. El apoyo incondicional de su esposa fue fundamental para que continuara adelante.
Posteriormente, Reeve regresó a la actuación con «Rear Window», obteniendo nominaciones y premios por su papel. Además, se convirtió en un defensor activo de la investigación médica y fundó la Christopher Reeve Paralysis Foundation.
Junto al senador Jim Jeffords, trabajó en mejorar las condiciones laborales para personas con discapacidad. En 2002, publicó otro libro, «Nothing is Impossible», y se produjo un documental sobre su vida dirigido por su hijo, Matthew. Reeve fue reconocido por su defensa en la investigación médica con el premio “Mary Woodard Lasker Award” en 2003.
Su último trabajo fue “The Brooke Ellison Story”, que narra la inspiradora historia de una joven cuadripléjica que se graduó en Harvard.
Christopher Reeve falleció el 10 de octubre de 2004, tras una falla cardíaca en su hogar de Pound Ridge, Nueva York. Su legado en la actuación y su lucha por la investigación médica perduran.
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