Chester Floyd Carlson
Chester Floyd Carlson nació el 8 de febrero de 1906 en Seattle, Estados Unidos. Hijo de un peluquero, la familia se trasladó a San Bernardino, California. Sin embargo, las complicaciones de salud de sus padres, como la artritis y la tuberculosis, hicieron que, a los 14 años, Chester se convirtiera en el principal sostén del hogar. Limpiaba ventanas por la mañana y barría oficinas por la tarde. A los 17 años, perdió a su madre.
Realizó sus estudios en el Instituto de Tecnología de California y posteriormente en la Escuela de Derecho de Nueva York. Tras graduarse en 1930, Chester trabajó para la Compañía de Teléfonos Bell y más tarde fue contratado por P.R. Mallory Company en Nueva York. Allí, copiaba diseños de patentes a mano. Debido a su miopía y artritis, buscó una solución a este proceso tedioso.
Así comenzó sus experimentos con la electrostática, buscando una forma de copiar material impreso. En 1938, logró crear la primera fotocopia, a la que nombró «xerocopia», que significa «copia en seco» en griego.
Carlson patentó su invento en 1940. A pesar de intentar vender su innovación a diversas compañías, fue el Instituto Batelle Memorial quien decidió apoyarlo. Haloid, una firma de Nueva York que más tarde se convertiría en Xerox Corporation, adquirió los derechos comerciales. En 1958, revolucionaron el mercado con la primera fotocopiadora para oficinas que utilizaba papel común, denominada 914 debido a su capacidad para manejar papel de hasta 9 x 14 pulgadas.
El éxito fue inmediato. Para 1961, Xerox ya tenía créditos por casi 60 millones de dólares, cifra que se elevó a 500 millones para 1965. En 1963, presentaron la primera copiadora de escritorio, y en 1966, el «Telecopier», la primera máquina de fax.
Después de años de esfuerzo, Carlson vio los frutos de su trabajo. Sin embargo, su vida concluyó el 19 de septiembre de 1968 en Nueva York. Del patrimonio que había acumulado con Xerox, donó cerca de 100 millones de dólares a obras benéficas.