André Citroën
André Citroën, destacado ingeniero e industrial francés, vio la primera luz en París en el año 1878. Creció en una era marcada por el progreso y la creencia en su capacidad para llevar la felicidad al mundo. Inspirado por este entorno, optó por estudiar ingeniería en la Escuela Politécnica.
Su trayectoria profesional comenzó con la fundación de una fábrica dedicada a la producción de engranajes helicoidales. En 1908, logró racionalizar las operaciones de la compañía automotriz Mors, incrementando su producción anual de 125 a 1.200 vehículos, lo que le inspiró a fabricar sus propios automóviles.
En un viaje a Estados Unidos en 1912, André Citroën presenció la revolucionaria organización científica del trabajo que posibilitaba la fabricación en serie, siendo Henry Ford y su modelo «T» los máximos exponentes de esta innovación.
En 1915, inauguró la primera planta de Citroën en el Quai de Javel en París, adoptando el doble chevrón como símbolo de su firma automotriz. Esta imagen representaba un engranaje, símbolo de la fuerza motora de la industria. Citroën estableció diversas fábricas en Francia y en el extranjero, sustituyendo el trabajo artesanal por la producción en cadena.
Durante la Primera Guerra Mundial, André Citroën demostró su habilidad para materializar sus ideas. Detectó la necesidad de municiones y montó una fábrica de obuses que, en 1917, producía hasta cincuenta mil unidades diarias.
El primer modelo de Citroën, el Tipo-A, fue presentado en junio de 1919. Este vehículo, pionero en la fabricación en serie en Europa, se mantuvo en producción hasta diciembre de 1921 con un total de 24.093 unidades fabricadas.
A lo largo de la década de 1920, los vehículos de Citroën ganaron reconocimientos y realizaron travesías históricas como la primera expedición a través del Sahara, conectando Argel con Tombuctú. André Citroën también fue un pionero en publicidad, realizando audaces campañas para promocionar sus productos.
En julio de 1925, Citroën fue parte de la ceremonia inaugural de la nueva iluminación de la Torre Eiffel, instalada para celebrar la Exposición Internacional de Arte «Arts Decoratifs et Industriels».
Para 1927, la compañía vendía 400 unidades diarias del modelo B-14 y se había consolidado como una de las más poderosas de Europa. André Citroën continuó innovando, y en 1931, inauguró en París el concesionario de autos más grande del mundo, ofreciendo no solo vehículos, sino también proyecciones cinematográficas y conciertos.
En 1933, se le presentó un proyecto revolucionario de un coche con tracción delantera y varias características innovadoras. Aunque se presentó con gran expectación en 1934, diversos problemas llevaron a Citroën a una crisis financiera, teniendo que ceder sus acciones a Michelin.
Finalmente, André Citroën falleció en la madrugada del 4 de julio de 1935 en una clínica parisina. Paradójicamente, la empresa se recuperaría gracias a la tracción delantera, y el modelo que inicialmente causó su caída se convirtió en uno de los mayores éxitos de la industria automotriz.