Luces, Cámara, ¿Acción?

¡Luces, Cámara y… ¿Dónde está la Acción?

Confieso abiertamente que soy un amante del cine. En especial, de esas películas que dejan una huella en ti. Me veo a mí mismo no tanto como un crítico de los aspectos técnicos del cine, sino como alguien que valora el mensaje subyacente. Me encanta desentrañar los pensamientos del director y lo que buscaba comunicar.

Con el verano en pleno apogeo en México, las salas de cine despliegan estrenos uno tras otro. Desde películas como Hulk, Lección de honor, La guardería de papá, hasta Enlace mortal. Tras ver la última mencionada, un amigo me compartió su deseo de crear un cortometraje. Bromeando, me dijo que tenía la cámara y las luces listas, pero le faltaba el paso más importante: la ACCIÓN. Se refería a la iniciativa para escribir o encontrar una historia conmovedora y, por supuesto, dar el salto a filmarla.

En un principio, consideré esa observación como cualquier otra, pero al reflexionar, reconocí una verdad universal: la línea entre el éxito y quedarse a medio camino es ese último impulso hacia nuestro objetivo. No me refiero a quienes nunca lo intentan. Pienso en aquellos que están a un paso de lograr sus sueños y, por diversas razones, eligen guardar esos sueños en un rincón olvidado.

¡Si tan solo supieran lo que se están perdiendo! Puede parecer insensato apostar por un sueño incierto. Puede parecer irracional invertir tiempo y recursos en una idea. Pero, ¿no es más ilógico dejarla de lado? Agradezco que no tengamos una máquina del tiempo o visiones claras del futuro, porque sin incertidumbre, no hay riesgo, y sin riesgo, los logros carecerían de sabor y la satisfacción personal sería inexistente.

Es evidente que quienes alcanzan el éxito son aquellos que luchan sin cesar por sus sueños, sin importar los desafíos. Pero cuando nos enfrentamos a esas decisiones cruciales, solemos encontrar excusas y nos decimos: “es demasiado difícil, no puedo hacerlo”.

Tal resistencia generalmente proviene de una falta de motivación profunda. Sin motivación, no hay acción. Sin acción, no hay resultados. Por ello, es fundamental clarificar nuestros sueños, plasmarlos y visualizar cada detalle de su realización. Evaluar los posibles desafíos y los recursos a nuestra disposición. Si, tras este análisis, estamos dispuestos a dedicarnos por completo, entonces vamos por el camino correcto. Si dudamos, es momento de revisar qué nos detiene.

Como bien dice Anthony Robbins, “lo que transforma tu vida no es el conocimiento, sino las decisiones y acciones que tomas”. La teoría sin aplicación es vacía, así como una carrera sin cruzar la meta. No basta tener la preparación, si al final no gritamos ¡Acción!