La Búsqueda de un Ideal
La Búsqueda de un Ideal. En mi paseo solitario por la playa, me topé con una visión fascinante: una estrella resplandeciente yacía sobre la arena. Con entusiasmo intenté capturarla, pero para mi asombro, se elevó hacia el cielo, desapareciendo en el éter antes de volver a posarse cerca de mí. En cada intento de asegurarla entre mis dedos, eludió mi agarre y se escapó hacia la vastedad del cielo. Agotado y confundido por estos intentos fallidos, me vi forzado a contemplar la verdadera naturaleza de mi empeño.
Llegué a la realización de que la captura de una estrella era un acto tan ambicioso como querer lo imposible. Aquella estrella, con su luz y vigor, se convirtió en el símbolo de un ideal, de una aspiración que sólo se podía alcanzar viviendo con pasión y dedicación diaria. Entendí que, a través de esfuerzos perseverantes y acciones decididas, habría un momento en que la estrella no estaría simplemente ante mí en la arena, sino que podría sostenerla en mis manos y abrazarla en mi pecho eternamente.
Ya no preciso perseguir más estrellas en el cielo, pues una ya habita en mi espíritu: es el sueño que nutre cada jornada, que aviva mi fuego interno cuando el desaliento y la fatiga amenazan con apagarme. Basta con que ancle mis pies en la arena, dirija mi mirada hacia la inmensidad celeste y eleve una plegaria para que la divinidad avive la luz de mi estrella, dándome fuerzas para persistir en la lucha.
El nombre de mi estrella es un ideal; pertenece únicamente a aquellos invictos que comprenden que sus sueños sobrepasan su propia existencia. Es para aquellos que, depositando su fe en un poder superior, se esfuerzan sin descanso por materializar esos sueños y, al final de su camino, legarlos como una herencia valiosa al joven que, en un futuro, caminará por la misma orilla, empeñado en alcanzar su propia estrella que guíe su camino y alumbre su vida.