La Integridad: Piedra Angular del Liderazgo Auténtico
La integridad es el cimiento sobre el cual se erige el verdadero liderazgo. Recordemos el caso de las compañías farmacéuticas que, hace unos años, se comprometieron a operar con honestidad e integridad. Justo antes del conocido incidente con Tylenol, el líder de Johnson & Johnson indagó a todos sus directores sobre su compromiso con dicho acuerdo. Todos estuvieron de acuerdo.
Cuando emergió la crisis con Tylenol, el mismo líder tomó la arriesgada decisión de retirar todas las cápsulas del mercado, a pesar del significativo costo económico. Al ser cuestionado sobre su determinación, su respuesta fue clara: simplemente estaba honrando el acuerdo al que habían llegado. Actuar de acuerdo a principios previamente establecidos siempre simplifica las decisiones difíciles.
Como mencionaba Abraham Lincoln: “Al final de mi mandato, solo quiero contar con un amigo, y ese amigo soy yo mismo”.
Lou Holtz, entrenador del equipo de fútbol de Notre Dame, enfatizó en una película la importancia de actuar correctamente y tratarnos con respeto, ya que la gente se pregunta tres cosas:
- ¿Puedo confiar en ti?
- ¿Estás comprometido con el proyecto?
- ¿Realmente me valoras?
La autenticidad de una persona se refleja más en su ser que en sus acciones. Cuanto más auténtico eres, más confianza generas en los demás.
Para determinar si estás cultivando una imagen superficial o una integridad profunda, reflexiona sobre lo siguiente:
- Consistencia: ¿Eres coherente, independientemente de la compañía que tengas?
- Decisiones: ¿Tomas decisiones que benefician a otros, incluso si pudieran no ser lo mejor para ti?
- Reconocimiento: ¿Agradeces y valoras a quienes te ayudan a alcanzar tus metas?
Si respondes «no» a alguna de estas cuestiones, es momento de replantearte cómo cambiar esa respuesta por un «sí».
Como dijo Thomas Macauley: «El verdadero carácter de un hombre se mide por lo que haría si supiera que nadie lo descubriría». ¿Te ves reflejado en esas palabras?
La integridad nos mantiene alineados y coherentes en nuestras acciones y palabras. Si hay una discrepancia entre lo que decimos y hacemos, nuestra credibilidad se resiente.
Por ejemplo, ¿cómo puedes exigir puntualidad a tus empleados si tú no la practicas? ¿Cómo puedes pedir positividad si te quejas constantemente? ¿O poner al cliente en primer lugar si te antepones tú?
Un líder que no es congruente en su comportamiento pierde influencia rápidamente.
