Desafio Humano

El verdadero reto de la humanidad

 

El verdadero reto de la humanidad. El más profundo que enfrentamos como seres humanos surge cuando, ante la tentación de actuar mal, elegimos un bien mayor; cuando, frente a la ilusión de riquezas y adulaciones indebidas, optamos por la senda de la rectitud.

Aunque se experimente hambre y desesperanza, nunca se vulnerarán los derechos ajenos. Es en esos momentos cuando se preserva el honor y la dignidad sin ponerles precio.

El verdadero reto de la humanidad radica en enfrentar a su adversario más formidable: uno mismo. Luchando incansablemente, día tras día, para cultivar las virtudes más elevadas y puras. Es cuando decide no ocupar un espacio que no ha ganado con esfuerzo, cuando se abstiene de presumir logros no alcanzados y, en cambio, guarda sus triunfos con discreción, manteniéndose humilde y sereno ante los elogios.

El reto es levantarse con determinación, incluso después de haber caído en lo más profundo, después de haber experimentado la humillación más grande, cuando otros piensan que todo está perdido.

El reto es mantener la cabeza alta frente a las adversidades, ser agradecido en la victoria y comprender que no necesita vencer a otros para triunfar. Su mayor triunfo es vencerse a sí mismo, sin espacio para el odio o el rencor, pues sabe que estos sentimientos lo empequeñecen. Su mayor muestra de amor es el acto supremo del perdón.

Frente a los retos, se reconoce rico en fe, tanto en Dios como en sí mismo, confiando en que estas creencias lo guiarán a través de cualquier batalla, siendo sus propias habilidades las que determinan su destino.

El reto es esforzarse por ser más humano cada día, no solo envejeciendo con el paso del tiempo, sino maximizando su potencial en cada momento.

El reto es descubrir la senda de la generosidad, entregando, a menudo con sacrificio, lo mejor de uno mismo.

El reto es:

  • Encontrar un propósito en la vida.
  • Perdonar con el corazón.
  • Dar más allá del sufrimiento.
  • Mostrar humildad en el triunfo.
  • Mantener la dignidad en la adversidad.
  • Brindar tiempo y afecto a quienes nos quieren.
  • Aspirar a metas elevadas.
  • Luchar por sueños que parecen inalcanzables.
  • Ser hijo de una patria y amar el suelo que nos vio nacer.

El reto es ver al marginado y olvidado como un hermano.

El reto es reconocerse como una creación de Dios, y en respuesta, ofrecer un ser más noble y un mundo más compasivo.