La Tristeza y la Furia

Reflexiones sobre la Tristeza y la Furia

 

Reflexiones sobre la Tristeza y la Furia. En una charla reciente de Maytee Sepúlveda, una destacada venezolana, surgieron ideas que me inspiraron a plasmar este artículo. La vida, según ella, es un regalo, pues muchos ya no tienen el privilegio de vivir; es una responsabilidad, ya que al estar vivos tenemos tareas y aprendizajes pendientes; y finalmente, es una elección, dado que cada momento puede ser distinto del anterior.

La vida nos ofrece continuas posibilidades de renovación y crecimiento, brindándonos la chance de interactuar con el mundo y los demás. Cada persona tiene el control de su vida; no recae en nuestros padres, pareja o líderes. Madurar no implica tener todas las respuestas, sino estar dispuestos a aprender de cada experiencia y confiar en nosotros mismos.

A menudo, nos sentimos atrapados sin entender por qué, y nos privamos de la libertad de sentir y expresarnos. Es crucial liberarnos de esos patrones negativos que nos estancan y buscan la verdad más allá de nuestros miedos. La adultez implica entender que, ante retos, contamos con recursos internos para enfrentarlos. Y si algo parece insuperable, quizá no sea nuestra batalla.

A propósito de esto, quisiera compartir una historia del libro «Cuentos para pensar» de Jorge Bucay. En un reino mágico, la tristeza y la furia decidieron bañarse en un estanque. Tras el baño, la furia, siempre apresurada, tomó la ropa de la tristeza, mientras que la tristeza, más pausada, vistió la de la furia. Desde ese día, es común confundir la furia con la tristeza escondida detrás.

La moraleja es evidente: la furia, en su vehemencia, puede nublar nuestra consciencia y volverse una constante en nuestras vidas. Es una emoción que, aunque llena de energía, puede paralizar nuestra creatividad y afectar nuestras relaciones. Detrás de esa furia, a menudo, se esconde una profunda tristeza.

Es crucial aprender a gestionar nuestras emociones para cosechar lo mejor que la vida tiene para ofrecer. La tristeza y la furia, manejadas con sabiduría, pueden ser herramientas valiosas en nuestro crecimiento personal.