José Félix Ribas

José Félix Ribas

José Félix Ribas es una figura destacada en la guerra de independencia de Venezuela, reconocido por su habilidad y valentía en el campo de batalla. Su logro más memorable es la Batalla de La Victoria, librada el 12 de febrero de 1814, donde con un ejército compuesto mayormente por jóvenes estudiantes, enfrentó y venció a las poderosas fuerzas realistas dirigidas por José Tomás Boves y Francisco Tomás Morales. Esa fecha se celebra en Venezuela como el Día de la Juventud.

Primeros años de José Félix Ribas

Nació en Caracas el 19 de septiembre de 1775 en el seno de una familia aristocrática. Sus padres fueron Marcos Ribas y Petronila Herrera Martínez. Tuvo diez hermanos y creció en un entorno de educación y privilegio. En un momento de su juventud, pensó en unirse a la orden de San Francisco, pero luego se inclinó por la administración de sus propiedades. En 1796, se casó con María Josefa Palacios, tía del Libertador, Simón Bolívar.

Fue testigo de la ejecución de José María España en 1799, evento que consolidó su fervor por la independencia. Durante los años siguientes, Ribas se involucró en conspiraciones y movimientos independentistas, siendo incluso encarcelado en 1808.

Carrera militar

Ribas fue un ferviente defensor de la causa independentista desde el inicio de la revolución el 19 de abril de 1810. Se destacó por su compromiso y fue ascendido rápidamente en las filas militares. En 1810, lideró una protesta por el asesinato de patriotas en Quito. Luego de una serie de campañas militares y victorias notables, Bolívar lo nombró «Vencedor de los Tiranos».

Sin embargo, su victoria más notable fue la Batalla de La Victoria en 1814, donde demostró un liderazgo excepcional. Tras su victoria, se le atribuye la célebre frase «no podemos optar entre vencer o morir, necesario es vencer», usada para inspirar a sus tropas.

Posteriormente, Ribas participó en varias batallas clave, pero su destino cambió en la sabana de Urica en diciembre de 1814. A pesar de su derrota, logró la muerte de Boves. No obstante, poco después, fue capturado y brutalmente ejecutado por las fuerzas realistas en Tucupido el 31 de enero de 1815. Su cabeza, en un acto de crueldad, fue expuesta en Caracas como advertencia a otros revolucionarios. A pesar de su trágico fin, su legado como héroe de la independencia de Venezuela perdura.

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