Aprendiendo a perdonar

Reflexionando sobre el tiempo

 

Reflexionando sobre el tiempo. Hace poco, comencé a reflexionar sobre la estructura temporal de la vida. Imaginando una vida de 90 años, descubrí que solo sumaría 4.680 semanas. Eso se traduce en 32.760 días, o de otra forma, 4.680 lunes, martes, miércoles, jueves, viernes, sábados y domingos. Tal vez algunos días más o menos. Al multiplicar esos días por 24 horas, nos da un total de 786.240 horas de vida.

Incluso contando las 39 semanas de gestación (6.552 horas), no llegamos al millón de horas. Si consideramos que dormimos unas 8 horas al día, el tiempo útil de cada día se reduce a 16 horas, lo que nos deja con 524.160 horas en total.

Es interesante pensar que aproximadamente un tercio de nuestra vida lo pasamos durmiendo. Me puse a pensar sobre esas 524.160 horas. ¿Cómo las utilizamos? ¿Cómo las gastamos? La manera en que decidimos vivir cada hora es una elección consciente. Hay quienes sueñan sin actuar, critican sin involucrarse o esperan que las cosas cambien por sí solas.

Este tipo de mentalidad tiene costos, no solo en términos de logros personales, sino también en cómo invertimos nuestro tiempo. Según mis cálculos, a menudo malgastamos nuestro tiempo en actividades sin propósito. Solo por dar un ejemplo diario, gastamos tiempo en críticas, ansiedades, resentimientos, enojos y temores, entre otros. En total, podríamos estar malgastando hasta 6.5 horas al día.

Si añadimos las horas de trabajo, nos queda muy poco tiempo para realmente disfrutar, compartir con seres queridos y vivir al máximo. Puede que pienses que exagero, pero incluso si no es tu caso, podría ser el de alguien más. Mi objetivo no es asustarte, sino hacer que reflexiones.

La vida se compone de momentos, de minutos que realmente importan. Entonces, ¿por qué no vivir al máximo? Admiro a quienes toman las riendas de su destino, quienes buscan la belleza en lo cotidiano y valoran cada instante.

La perspectiva con la que vemos el mundo determina nuestra experiencia. Lo que ves en los demás, bueno o malo, es un reflejo de ti mismo. Así que, al enfrentarte al mundo con una actitud positiva, encontrarás un mundo lleno de oportunidades y belleza. Al final, la vida es como el mar: si intentas atraparlo con fuerza, te quedarás con las manos vacías. Pero si lo abrazas con amor y apertura, lo tendrás todo.